Capítulo 6

999 109 32
                                    

—¿Qué pasó, mamá? ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Está todo bien? —preguntó Edward.

Yo seguía en mi habitación, empacando, pero podía escucharlos a través de las paredes.

—Tus sospechas eran ciertas. ¡Hassan me engaña! Recoge todas tus cosas, que nos vamos a Las Vegas —le informó mamá. Su voz era una combinación de dolor, rabia y confusión.

—¿Qué estás diciendo? ¿Has hablado con él?

Sonreí, empujando un vestido dentro de mi maleta.

—No. Y quién sabe dónde esté justo ahora. Seguro revolcándose con su nueva zorra.

Ohhh, mamá. Pobre e ingenua Blake. Era la más lista de todas hasta que se trataba de Stone. Entonces se cerebro se convertía en gelatina de frambuesa.

—¿Te peleaste con él otra vez? —inquirió Ed.

—No, aún no lo he visto.

Escuchaba a mi mamá corretear de aquí para allá, rebuscando entre sus cosas.

—Entonces, ¿cómo te enteraste? —insistió Edward.

Edward era un pesado. Él había lanzado la chispa, pero se rehusaba a dejar arder la llama. Yo no había hecho más que soplar el fuego que él había iniciado. Que no se hiciera el catatónico.

—Tu hermana. Ella los vio y los escuchó. Si tan solo los hubieras escuchado, Edward. Esa perra no hablaba más que de darle lo que él tanto le había pedido y de cómo le contaría a su familia sobre su lío con ella. Con solo recordarlo me dan ganas de matarlo, te lo juro.

—¿Jane? ¿Te dejas guiar por lo que te dice Jane? Creo que te estás precipitando. Actúas como si no la cocieras. ¡Es capaz de inventarse lo que sea con tal de ir a Las Vegas!

¡Cómo se atrevía, el muy cabronazo! Le habían bastado unos minutos a solas con la sanguijuela de Arielle para que le lavara el cerebro y lo convirtiera en un secuaz de Stone y su disciplina militar.

—Jane no le puso un cuchillo a tu padre para tomarse fotos abrazador con una mujer. Además, los escuché yo misma. ¡No quieras defenderlo! Nos ha faltado el respeto a todos; a ti, a mí, a tu hermana, y a esta casa. ¿Cómo pude ser tan estúpida para pensar que Hassan sería el mismo mojigato toda su vida? Le he dejado educarlos a su manera y he aceptado todas sus condiciones, ¡y ahora va y completa su vida con una amante!

—No sé. —Edward no estaba tan convencido. No había sorpresa en su tono de voz—. A mí parecer, deberíamos esperar a que él venga y nos aclare todo este asunto. Puede que las cosas no sean tal y como Jane las cuenta.

—¡¿Y por qué no querías hacer eso cuando tú me lo dijiste?! Querías que indagáramos más antes de reclamarle nada, por miedo a que tu jodido padre se ofendiera si lo acusásemos de traidor. Es un perro que no merece ningún tipo de miramiento.

¿Por qué mamá no podía ser así todo el tiempo? Le faltaba imponerse a los hombres de esta casa y poner a todos a lamerle los ovarios. Podía hacerlo de adolescente, ¿cómo no iba a poder hacerlo de vieja?

—Pero... ¿Y el beneficio de la duda? —insistió Edward. Estaba empeñado en defender a Stone. Seguramente le fastidiaba la idea de no haber sido él quien lo desenmascarara.

—¡No tengo ninguna duda! No pienso darle la oportunidad de engatusarme y meterme algún cuento chino. Se acabó la conversación, Edward James Stone. Prepara tus cosas, que te vienes conmigo.

—No —dijo él de inmediato.

Abrí la boca.

—¿Cómo que no? —se sobresaltó mi madre.

3. MALA JANE (Abi Lí) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora