Capítulo 4

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No me fui directamente a mi habitación, sino que me quedé escondida detrás de las escaleras, fuera de la vista de mis padres, pero lo suficientemente cerca como para escuchar su conversación siempre que fuera más que un susurro. Asomé la cabeza y alcancé a ver a mi madre abrazar a Stone como si le diera el pésame.

Puse los ojos en blanco.

—¿Qué hicimos mal? —le preguntó mi padre con voz de niño.

—Contarle nuestro pasado —rezongó mi madre, frotándole la espalda.

—Quería que vieran lo importante que es hacer las cosas bien. Ser un ejemplo para ellos, no un manual.

—Hassan... —Lo apartó de ella—, con palabras no entenderá. Sé cómo se siente y estoy convencida que con regaños y castigos no aprenderá.

—¿Quieres que la deje hacer lo que quiera?

Quería escuchar esa respuesta.

—Así es —respondió mi madre, cruzándose de brazos.

Entorné los ojos, confundida. ¿Qué estaba tramando Blake Caldwell?

—¿De qué lado estás? —Mi padre parecía un crío, luchando conmigo por el amor de su mujer. Patético.

—La vida debe enseñarle. Nosotros ya hicimos nuestra parte dando todo por ella, y te repito: con palabras no entenderá. Será muy doloroso para ti verla sufrir y tropezar, pero necesita vivir en carne propia los errores para aprender de ellos.

—¿Estás loca? ¡No dejaré a mi hija desamparada mientras se hunde en la perdición!

Pobre Stone, amaba tanto ser un ciego que se hubiese arrancado los ojos él mismo si alguien le obligase a ver.

—No te estoy diciendo que la abandones. Simplemente déjala crecer, madurar, y que aprenda las lecciones de la vida. ¿No es eso lo que haces con Edward?

—Si hago eso acabará embarazada, metida en drogas o incluso muerta. ¿Cómo piensas que voy a ceder a lo que me estás pidiendo?

Mamá bufó una risa, exasperada. Se hundió las manos en el cabello corto y le dio la espalda a mi padre. Mantuve mi labio inferior atrapado entre mis dientes, esperando que Blake «el Vesubio» Caldwell arrasara con los pobres intentos de Stone de ser una noble familia inglesa.

—No te lo estoy pidiendo. Te estoy notificando que las cosas cambiarán con Jane.

—No me lo puedo creer —creo que dijo mi padre. Lo dijo como para sí mismo, en un murmullo bajo—. Tal parece que tengo criar a dos mujeres en esta casa.

Mi madre cogió uno de los floreros de la ventana y lo lanzó a la pared. Fue tan rápido que nos tomó por sorpresa tanto a Stone como a mí, provocándonos un salto. Me tapé la boca con la mano para evitar que una sonora carcajada se escapara de mi boca.

—¡ESTO NO ES TU PUTO INTERNADO! —gritó mi madre, desgarrándose la garganta con cada palabra—. ¡Somos tu familia, maldita sea! ¡Deja de querer que seamos todos hechos a tu medida!

—¡Iba a matar a toda esa gente de la discoteca!

—¡No iba a hacerlo!

—¡Y una mierda!

—Hable con Edward mientras ibas de camino a la comisaría. No era gasolina lo que había ahí. ¡Ya lo sabes!

—Ella creía que sí lo era.

—¡Claro que no! ¡Sabía que no lo era!

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—Porque Edward me lo dijo, y yo, a diferencia de ti, creo en mis hijos.

3. MALA JANE (Abi Lí) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora