Capítulo veintiséis

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 Jiang Cheng lo presintió apenas una fracción de segundo antes de verlo.

 Algo no se sentía bien e intuyó, rápida y acertadamente que arriba en realidad no era la opción correcta. En ningún momento había bajado la guardia y por eso mismo sus reflejos fueron evidentemente más rápidos. Ni bien la tierra bajo sus pies se estremeció, partiéndose como si algo emergiera de sus profundidades, este reaccionó instintivamente saltando hacia un lado, y como ya estaba volviéndose un extraño y preocupante hábito, llevó a Lan XiChen con él y lo arrastró velozmente tras su espalda, protegiéndolo del peligro con una decisión y naturalidad casi aterrorizante.

 No tuvo tiempo de considerar sus inapropiadas acciones, con asombrosa precisión bloqueó el ataque sorpresivo. Sandu fue desenvainada en un segundo y contuvo el embiste repentino como si estuviera preparado para ello, aunque no fuera de ese modo.

 Inmediatamente, con un par de destellos de luz fría encadenó dos cortes rápidos en forma de cruz sobre aquella cosa que había surgido desde el suelo y que los había sorprendido, enviándola violentamente contra la pared donde se estrelló con tanto ímpetu que lo que sea que fuera soltó un chillido estremecedor y se deslizó hasta el suelo dejando de moverse en el acto.

 Jiang Cheng respiró pesadamente... ¿qué se supone que era eso? Se acercó con cautela y todas sus alarmas se encendieron al no reconocer de ningún modo aquella bestia extraña.

— ¿Qué demonios es esta cosa? —preguntó confundido mientras intentaba picar con su espada el duro caparazón del bicho caído. Tenía la apariencia de un escorpión, pero a la vez también la estructura de un escarabajo.

 Era extraña al punto de verse como una bola con armadura, bajo una defensa sólida, pero sumamente deforme y aterradora.

 Mientras investigaba, aquella cosa sacudió lo que parecía ser su pequeña cabeza y se movió ligeramente hacia un lado como si el golpe la hubiera dejado muy aturdida. Siseó furiosa y se giró para enfrentarlos. Sin embargo, ¿cómo podía intimidar esa pequeña y fea alimaña a un par de cultivadores con sus estatus?

 Jiang Cheng no se contuvo, tampoco le importó lo dura y difícil de tratar que se viera la superficie de su coraza, ésta fue violentamente abollada hasta que la criatura debió retroceder. Bajo los ataques de Jiang Cheng fue suprimida sin la mínima opción de demostrar cualquier truco.

 Si su picadura contenía veneno o sus tenazas una fuerza descomunal capaz de destrozar el hierro, fue imposible descubrirlo. Parecía que Jiang Cheng estaba desatando toda la energía contenida y toda la intranquilidad de su corazón sobre aquella bestia, hasta que ésta desistió por completo de atacarlos y pensó en huir.

 ¡Cómo si eso fuera posible!

 Lan XiChen, quien se había quedado momentáneamente retrasado, luego de contemplar cual sería el destino de la criatura, se apiadó de ella e intentó atraparla para su posterior estudio. Sin embargo, había un rastro de duda en sus acciones.

 No era visible, pero de forma interna comenzaba a luchar nuevamente contra el dominante poder de la máscara.

 Ahora que era consciente de lo que ésta podía hacer, se mantuvo en alerta y, cuando sintió que iba a perder el control de su cuerpo, vaciló. Reconoció que la máscara había comenzado a mostrar una vez más su poder debido a que, en realidad, Lan XiChen sentía una profunda aversión hacia los insectos, pero ¿cómo un Líder de Secta podía demostrar una debilidad tan absurda e incomprensible? Siempre había ocultado esa parte vergonzosa de sí, casi sin darse cuenta.

 Su momento de indecisión fue captado por Jiang Cheng, y al notar lo que el Lan quería hacer, consiguió llevarlo a cabo para él. Atrapó, bajo una cadena de ajustadas restricciones al extraño bicho y lo comprimió lo suficiente para conseguir capturarlo dentro de un recipiente adecuado.

Loto blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora