La cabeza comenzaba a darme vueltas y al mismo tiempo sentía como mi visión se iba tornando un poco borrosa, mientras bailaba una de las canciones que estaba poniendo el Dj en ese momento. Consideré firmemente que ese último chupito que me había tomado estaba de más. El lema de mi mejor amiga era : "Nunca eran suficientes chupitos cuando se estaba de fiesta". Aunque allí en medio de la pista mientras alzaba mis brazos al aire dejándome llevar por una de mis canciones favoritas, stitches de Shawn Mendes, pensé que ese lema estaba sobrevalorado.
Mi piernas parecían gelatina, estaba segura que si alguien me diese un leve empujón acabaría cayendo de bruces contra el suelo.
Genial. Lo único que faltaba era que terminase partiéndome una pierna por pasarme con el alcohol.
-¿Te apetece tomar algo? - me gritaba mi mejor amiga, Bonnie, por encima de la música - ¡Me muero de sed!.
Sacudí la cabeza. Mierda. No debí hacer eso, ahora me sentía aun más mareada que antes.
-Por tu bien será mejor que no beba ni una gota de alcohol más por hoy –murmuré – si no quieres que acabe vomitando en el interior del coche de tu hermano cuando venga a recogernos.
-¿Cuanto has bebido? - Bonnie se puso a contar con los dedos de su mano mentalmente - ¿4?
-Los suficientes – puse los ojos en blanco -.
-Definitivamente tu índice para soportar el alcohol es muy bajo – bromeó ella -.
Le saque el dedo corazón como respuesta y ella soltó una carcajada.
-Necesito que me recuerdes por que eres mi mejor amiga – dije con sarcasmo -.
-Fácil– se encogió de hombros – he estado a tu lado en todos los momentos vergonzosos de tu vida.
-Sabia respuesta – asentí – Anda, vamos a la barra. Puedes pedirte una copa más mientras yo te observo bebiendo una botella de agua.
La agarré de la mano para no separarnos en el interior de la discoteca en la que estábamos. Habíamos venido con un par de amigas más, pero ellas se quedaron en la pista bailando. En parte era lo mejor, así no perdíamos el sitio que habíamos cogido.
Bonnie me guio hacía la barra, y permanecí a su espalda esperando que el camarero reparara en nuestra presencia. Después de unos minutos aun no le habían servido. Fruncí el ceño mientras intentaba mirar por encima del hombro de Bonnie. Ella se giró en mi dirección esbozando una sonrisa de disculpa.
-April, necesito ir al baño ¿puedes pedir en mi lugar? - Bonnie señalo a su espalda – el camarero aun no me ha visto, puede que incluso cuando vuelva del baño aun no te haya cogido el pedido.
Con la mirada seguí la dirección de su dedo. Tenía razón, el camarero ni siquiera había mirado hacía nosotras. Él estaba sirviendo bebidas al otro lado de la barra y permanecía de espaldas. El local estaba bastante lleno y aún así, él parecía bastante tranquilo. Yo en su lugar ya hubiese perdido los nervios al tener tantos clientes a los que servir.
-No te preocupes – acepté -.
Bonnie me dio un beso rápido en la mejilla y salió casi a la carrera hacía el baño más cercano. Me apoye sobre la barra un poco, tenía la esperanza que de ese modo el camarero me viese mejor. Mi altura tampoco ayudaba mucho.
Agudicé un poco la vista, las luces tenues del local no me ofrecían muy buena visión. Observé la espalda del chico, llevaba puesto unos vaqueros bastante ceñidos y una camiseta blanca con el logo de la discoteca en la espalda. Curve mis labios en una sonrisa.
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No sé qué somos
Teen FictionApril es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda adolescente esta en esa edad en la que un no siempre puede llegar a ser un sí, incluso colarse con carnet falso en una discoteca con sus amiga...