Capítulo 24

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A la mañana siguiente comencé a estirarme en la cama, despacio. Había luchado desesperadamente por mantener los últimos momentos del sueño, porque en mi sueño, estaba rodeada por un hermoso aroma que solo hacía traerme buenos recuerdos. No quería abrir mis ojos y despertar de ese increíble sueño. Me sentía tan contenta y feliz que no quería que eso terminara nunca, y tener que enfrentarme a la realidad. Ignoré el dolor de mi cabeza y sólo me concentré en la esencia que únicamente podría ser de un hombre, por el cual yo estaba loca, el que necesitaba en mi vida. Soló y simplemente en Liam.

Mi mente comenzaba a despertar aunque no quisiera y suspiré profundamente, apretando mis ojos cerrados, pidiendo silenciosamente en mi cabeza que el sueño continuara un poco más. Después de un par de minutos abrí los ojos para ver una serie de números rojos en un reloj despertador, en vez del verde habitual al que tanto estaba acostumbrada. ¿Qué demonios? Me levanté un poco y gemí cuando toda la habitación comenzó a dar vueltas haciendo que mi estómago se revolviera. El dolor de mi cabeza se hizo más fuerte cuando eché un vistazo alrededor del familiar cuarto, un cuarto en el cual nunca esperé despertarme otra vez en mi vida.

¿Espera, todavía estoy soñando? ¿Desde cuando eran tan realistas mis sueños?

Algo se movió a mi lado en la cama. Ahogué un grito mientras giré mi cabeza, esperando ver a Liam. Tal vez las dos últimas semanas habían sido un sueño horrible. Tal vez él no era mi profesor después de todo y esto era sólo una pesadilla enfermiza de la cual él se reirá cuando se la cuente una vez que se levantase.

Sin embargo, mis pensamientos fueron apartados a un lado cuando vi a la persona que estaba allí. En el lugar de Liam, dormida y echa un ovillo, estaba Amy.

¿Qué?

Ella todavía estaba profundamente dormida. Su maquillaje se había corrido bajo sus ojos haciéndola parecer un mapache. Me reí silenciosamente deseando tener mi teléfono móvil a mano para hacerle una fotografía. Me senté despacio, aferrándome al borde del colchón. Definitivamente tenía incorporarme de la cama por completo porque allí me estaba sintiendo peor.

¿Por qué estoy en la casa de Liam con Bonnie? La última cosa que recordaba era ir a la fiesta con Dylam, luego Liam llegó y tuvimos una pequeña discusión, como siempre, y eso fue todo. A partir ahí mi memoria estaba un poco confusa. Tenía que encontrar a Liam y preguntarle qué demonios le íbamos a decir a Bonnie sobre cómo terminamos pasando la noche en la casa de nuestro profesor.

Camine hacia la puerta y apoye mi frente sobre la madera fría de la puerta durante un par de segundos, tratando de calmar mi cabeza, pero sabía que nada quitaría el dolor excepto una pastilla.

Trate de no despertar a Bonnie; quería saber la historia antes de que ella me interrogara sobre ello. Una vez que llegué al salón, mis ojos al instante se enfocaron en el sofá, pero él no estaba allí. Sin embargo, daba la impresión de que había dormido allí. Había un par de mantas revueltas y una almohada.

Cuando entré en la cocina sus ojos se encontraron con los míos mientras que saltaba de la silla mirándome con preocupación. Agarró mi brazo rápidamente.

-¿Estás bien? -preguntó, inclinándose para mirarme mientras me llevaba a uno de los dos taburetes de la cocina-.

Fruncí el ceño.

-Sí, tengo dolor de cabeza, pero estoy bien -Asentí, deshaciéndome de su agarre – supongo que me pase con el alcohol.

No me gustó que me tocara, incluso un toque casual como ese hacía que mi estómago se revolviera. No necesitaba algo más que me hiciera sentirme enferma, el alcohol hacía un trabajo excelente por sí solo.

No sé qué somosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora