Capítulo 31

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Él... él.. me ama? ¿Realmente me ama?

No sabía qué decir. Apenas podía respirar. ¿De verdad me había dicho que estaba enamorado de mí? La esperanza y la felicidad trataban de sucumbirme pero no lo permití. Algunas veces me había hecho ilusiones... ¿y si ésta era otra de esas veces? ¿Qué pasaba si de repente cambiaba de idea y retiraba lo dicho?

Yo no era lo bastante buena para él. Liam era increíble y tan especial, merecía a alguien mucho mejor que yo, lo merecía todo. Merecía a alguien como la señorita Teller, que era perfecta y elegante, no una tonta estudiante que apenas podía mirarlo sin ruborizarse.

Me miraba con curiosidad. Bueno, en realidad se veía asustado y yo quería tranquilizarlo. Quería gritar que también lo amaba, que lo quería mucho, pero no me salía ni una palabra.

-Lo siento, no debí decirlo. Lo siento mucho -dijo dolido y mirándome con tristeza - soy tu profesor y tengo que esforzarme en ser más responsable, dejaré mi trabajo o lo que sea que tenga que hacer para poder mantenerme lejos de ti.

Estaba mascullando y atragantándose con las palabras, hablaba demasiado rápido.

¿Está pensando dejar su trabajo?

Lo agarré por las solapas del mono cuando se estaba apartando de mí.

-¿De verdad me amas? -susurré -.

Tragó saliva y asintió.

-Sí, pero no debería habértelo dicho, tengo que guardármelo como lo he estado haciendo las últimas semanas – murmuró -.

Sonreí.

No podía luchar más. Tenía el cuerpo erizado, sentía cómo se acumulaban lágrimas de emoción y me di cuenta de que, si él me amaba, tenía que intentarlo. Probablemente me arrancaría de nuevo el corazón cuando cambiara de idea, pero nada importaba en este momento.

-Yo también te amo, Liam -susurré sinceramente-.

Todo su cuerpo se tensó. Sus ojos se abrieron de golpe antes de que una arrebatadora sonrisa se extendiera por su rostro.

-¿De verdad? -gimió presionándome contra la dureza de la piedra-.

Mordí mi labio y asentí.

Era obvio que estaba perdidamente enamorada. Liam tenía que haberlo sabido antes de que yo se lo dijera. ¿Cómo no lo noto? Era tan obvio como si tuviera tatuado «Amo a Liam Cowell» en la frente. Suspiró y con el brazo rodeó mi cintura.

-Pensé que había echado a perder mi oportunidad, sinceramente creí que te había perdido, April. Me moría de miedo. He estado triste sin ti las últimas semanas -Sus ojos grises fijos en los míos me hacían sentir que flotaba-.

No quería seguir hablando. Necesitaba sus labios contra los míos. Ahora.

-No es hora de hablar -susurré, repitiendo las palabras que le había dicho alguna vez-.

Subí las manos deslizándolas por su pecho, Él gimió desde el fondo de la garganta y mi cuerpo pareció incendiarse. Su boca avanzaba tan lentamente hacía la mía que la espera me iba a matar, pero el momento era perfecto, privado y romántico, quería que durara para siempre.

Finalmente me beso, presionando suavemente, sentí que nunca más volvería a respirar.

¡Oh Dios, lo estaba besando otra vez!

Había olvidado lo que se sentía, lo increíble que era. Todo mi cuerpo ardía de pasión y no podía acercarme suficiente. Él lo sentía también y me apretaba más contra la roca, las manos bajaban por mi espalda. Su lengua se deslizó sobre mis labios y deseosa de más, abrí la boca. Liam entró, explorando suavemente. Gemí cuando su increíble sabor me estalló en la lengua. Me besó profundamente mientras yo me aferraba con fuerza a su cuello para que no se alejara.

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