Capítulo 48

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-Así que, chicas, ¿creéis que vais a comprar muchas cosas hoy? -preguntó mi madre, poniendo más pastel de chocolate en mi plato, mirando de mí hacia a Bonnie con curiosidad-.

Gemí y negué con la cabeza, frotando con una mano mi estómago hinchado.

-Mamá, ¡no puedo comer más! - Gemí, mirándola con ojos suplicantes-.

Ya me había comido dos porciones de pastel de chocolate, un plato de galletas, un merengue cremoso mezclado con bayas en él y un brownie de chocolate con helado casero doble. De verdad que había comido lo suficiente para que mi cuerpo sufriese un coma por azúcar.

Bonnie sonrió y tiró de mi plato hacia ella. Le encantaba mi tradición de cumpleaños y nunca se perdió un almuerzo con los Bloom cuando llegaba el día de mi cumpleaños.

-No podemos desperdiciar nada -sonrió ella, llevándose la primera cucharada a la boda -.

Puse los ojos en blanco y me acomode en la silla, mirando mi barriga hinchada. Espero no tener dolor de barriga cuando esté con Liam.

Tan pronto como mis pensamientos se centraron en Liam sentí como mi rostro esbozaba una sonrisa y mis manos comenzaron a sudar un poco.

Hoy era mi cumpleaños, ya era legalmente una adulta y estaba ansiosa por recoger el regalo de cumpleaños que me había prometido. Mi noche con él, sin límites, sin reglas, sólo puro e incorruptible placer. Iba a ser increíble.

Me encogí de hombros y sonreí a mamá. Ella creía que Bonnie y yo iríamos después del almuerzo de compras y ya no volvería a casa hasta mañana por la noche. Todo había sido preparado y pensado meticulosamente. Le habíamos dicho a mis padres que Bonnie y yo íbamos de compras hoy a la ciudad, luego veríamos una película y entonces me quedaría en su casa a dormir.

Tyler se había presentado temprano en esa misma mañana en casa, para que pudiera participar en nuestra tradición de «quien puede comer la mayoría de postre sin vomitar».

-Puede que compre algo si me gusta demasiado - mentí, sabiendo que no iba de compras en absoluto-.

-¿Has cogido el dinero de tu cumpleaños? ¿Tal vez veas algo que quieras comprar para llevarte a la universidad? -sugirió mamá con una sonrisa un poco triste-.

Ella ya había admitido que no quería que llegase el día en el que me viese dejar mi hogar.

Asentí, pero sabía que no iba a gastar nada del dinero que obtuve por mi cumpleaños.

-Claro, me lo llevo, nunca se sabe -me encogí de hombros, esperando que mi rubor no me delatara-.

Mi padre gimió y empujó su plato lejos, poniendo su frente sobre la mesa, pero agarrando el hombro de Tyler, apretándolo suavemente.

-Tú ganas, Tyler. Tú ganas -gruñó, con su voz amortiguada por la mesa-.

Todos nos echamos a reír cuando Tyler se puso de pie e hizo una pequeña reverencia, sonriendo con orgullo. Creo que él había estado pasando hambre hasta el último día sólo para asegurarse de que este año vencería a mi padre y comiendo exageradamente todo los platos.

-¡Sabía que iba a ganar por lo menos un año! -dijo Tyler, sonriendo -.

Mi padre levantó la cabeza de la mesa y lo miró.

-El año que viene voy a recuperar mi récord de nuevo, no hay dos años de lucha vencida para ti -afirmó, pero su voz no era muy confiada debido al hecho de que era apenas un susurro-.

Le sonreí y eche un vistazo a la pared del fondo, mirando el reloj.

Cuanto antes termináramos con este pequeño almuerzo, más pronto me podría ir y encontrarme con mi guapísimo novio. Le había dicho que lo llamaría cuando hubiéramos finalizado, pero él había insistido en esperar en su coche en el aparcamiento de la tienda donde normalmente aparcábamos cada mañana.

No sé qué somosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora