Sintiéndome terriblemente mal por los nervios, bajé del coche siguiendo a Bonnie y Tyler.
¿Y si me cayese en medio del bosque, me lastimara y nadie se diera cuenta? ¿Y si permaneciese, durante horas, tirada ahí, pidiendo auxilio? Sabía que estaba siendo patética, pero eran el tipo de cosas que me podían pasar.
Mientras íbamos bajando por la ladera de la montaña, nos dirigieron a un edificio donde encontramos los monos que debíamos ponernos, que estaban allí apilados. Cogí uno de mi talla y me lo puse, sintiendo como mi corazón se contraía a cada segundo. Este no era mi plan ideal para pasar una tarde de sábado.
Por favor, por favor, por favor que salga de esto ilesa y sin heridas.
Nos entregaron a cada uno de nosotros, un casco, una pistola y un paquete de pelotas de pintura de repuesto, y nos llevaron a un pequeño claro donde estaba, sobre una pequeña plataforma, el instructor preparado para recordarnos las normal del juego. Empezó a enumerar las reglas, cómo recargar la pistola, dónde estaban posicionadas las banderas, qué hacer si resultabas herido, y un sinfín de cosas en las que no estaba muy interesada.
En estos momentos preferiría estar en cualquier otro lugar que aquí, especialmente cuando al levantar la vista observé a Liam y a la señorita Teller, escuchando al instructor.
Parecían como la pareja perfecta, y eso me hacía sentir aún peor.
Me encontraba ahí de pie, observando discretamente cómo la señorita Teller ponía su mano sobre el brazo de él, sonriendo seductoramente. Ella se reía de algo que él había dicho. Inmediatamente me me imagine a mí misma yendo hacía donde estaban ellos, tomándole de su perfecto pelo rubio natural, y hundir su bonita cara en el charco de barro a sus pies.
Suspiré. ¿Por qué estaba aquí? Debería de haber dicho que no. En el transcurso del día acabaré herida seguramente, entonces por qué había venido, sabiendo que la famosa pareja también estaría hoy aquí, juntos. Una cosa era escuchar en el instituto sobre la relación que ambos compartian y tener conocimiento de lo que estaba pasando, pero verlos en persona me estaba destrozando el corazón.
¿Por qué no era capaz de olvidarle? ¿De todas formas, qué tenía de especial? De acuerdo el estaba extremadamente bueno, pero eso no era importante. Él era inteligente y gracioso, dulce y considerado... ¡pero era un profesor! Debería dejar de mirarle de esta forma.
Lo que necesitaba era encontrar a cualquier otro y besarle hasta la inconsciencia y esperar sentir mariposas en el estómago como las que sentí al besar a Liam. Quizás Justin no fuese la persona adecuada, si lo intentase con otro entonces sentiría algo, solo para que se fuera el dolor y me hiciera sentir mejor.
Durante las últimas dos semanas, Liam y yo nos llevábamos tan bien que se me había olvidado el hecho de que estaba saliendo con otra, pero verlo era una tortura. Habían pasado más de seis semanas desde que rompimos, pero seguía sin poder olvidarlo. Posiblemente estaba obsesionada. Quizá debería ir a terapia o algo parecido.
La señorita Teller echó sus largos, perfectos rizos sobre el hombro y riendo dio a Liam una palmada en el brazo. Él sonrió y sacudió su cabeza. Yo fruncí el ceño. ¿Qué le estará diciendo para hacerle reír de esa manera? ¡Él no es tan estúpidamente gracioso!
Ambos se giraron y miraron al tipo que estaba delante del grupo, yo no dejaba de mirarlos mientras ella se aproximaba a él un poco más, provocando que inconscientemente se apretasen mis puños. Necesitaba desesperadamente darle un puñetazo a alguien, alguien rubio.
-Aterriza, April – me dijo Bonnie riendo, y dándome suavemente un codazo en las costillas -.
Me sobresalté y la miré.
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No sé qué somos
Teen FictionApril es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda adolescente esta en esa edad en la que un no siempre puede llegar a ser un sí, incluso colarse con carnet falso en una discoteca con sus amiga...