-¿Cariño? -Podía oírlo vagamente, mi mente era como una niebla, no tenía ni idea de lo que estaba pasando a mi alrededor – April, cariño -dijo Liam un poco más fuerte-.
Su voz sonaba a través de la niebla, poco a poco trayéndome de vuelta a la realidad. Gemí y entreabrí un poco mis ojos, mirando hacia la voz.
-Preciosa, tienes que despertar, tenemos visita -susurró Liam, acariciando mi mejilla -.
-Todavía estoy cansada -me quejé, bostezando-.
Cerré los ojos de nuevo, queriendo sólo otra hora más de sueño, tal vez incluso sólo diez minutos más serían suficientes. Sentí sus labios presionar contra los míos; sonreí contra sus labios y lo besé .
No estaba, sin embargo, demasiado cansada para notar el pequeño escalofrío que corrió mi columna vertebral, o el cosquilleo en mi estómago, o cómo el pelo en la parte posterior de mi cuello parecía erizarse. Sus besos nunca dejaban de sorprenderme, aunque debería haber estado acostumbrada a ellos ya.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo atraje más cerca de mí, haciéndole caer a mi lado en la cama. Él se rió y se apartó un poco mientras deslizaba mi mano hacia arriba por la espalda de su camiseta, hundiendo mis dedos en su piel.
-No estas demasiado cansada para eso, ¿eh? -bromeó él, besándome otra vez ligeramente-.
Me reí y sacudí la cabeza.
-Nunca estoy demasiado cansada para eso, ya lo sabes -Le guiñé un ojo y él me sonrió-.
Nunca me acostumbraría a esta felicidad, este júbilo que sentía en su presencia. Liam era y sería siempre, lo mejor que me había pasado. Bueno, en realidad, tal vez él era la segunda mejor cosa...
-Estaba soñando contigo -murmuré, presionando mi rostro a un lado de su cuello mientras me acurrucaba más cerca de él-.
Él se echó a reír.
-Oh, ¿de verdad? ¿Y qué estábamos haciendo? ¿Algo pervertido? -preguntó, señalándome ligeramente-.
Sonreí y me aparté para mirarlo.
-En realidad no, estaba soñando con el día en que le dijimos a mis padres que estábamos juntos -le contesté-.
Hizo una mueca y silbó entre dientes.
-Tuviste una pesadilla entonces -dijo él, ahuecando el lado de mi cara-.
Me reí y agarré su camiseta, rodando sobre mi espalda, tirando de él encima de mí, pero inmediatamente levantó el peso y se cernió sobre mí.
-Sí, tuve una pesadilla, ¿quieres hacerme sentir mejor? -ronroneé -.
Él gimió.
-Preciosa, tenemos visita; voy a tener que dejarlo para después -respondió, inclinándose y besándome un lado de mi cara-.
Enredé la mano en la parte posterior de su pelo mientras sus labios viajaban a través de mi piel, haciéndome gemir en voz baja. Su mano se deslizó por mi cuerpo, haciéndome morder mi labio y arquearme hacia él. De repente la puerta del dormitorio se abrió y oí pequeños pasos corriendo por la habitación, el colchón hundiéndose y escuché un sonido de risitas.
Sonreí mientras Liam suspiraba y se alejaba de mí. Sonrei y me senté; sonriendo al chico de cuatro años que estaba saltando sobre el extremo de mi cama como si fuera un trampolín. Era tan guapo como su padre, pero tenía unos ojos marrones tan oscuros como una noche cerrada.
-Ian Cowell, deja de saltar en mi cama y ven a dame un abrazo -le ordené, apuntando hacia mí, haciendo un mohín-.
Él gritó y se dejó caer sobre su trasero, haciendo que el colchón gimiera de protesta. Él sonrió y se arrastró hacia mí, envolviendo sus bracitos alrededor de mi cuello, abrazándome fuertemente.
ESTÁS LEYENDO
No sé qué somos
Teen FictionApril es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda adolescente esta en esa edad en la que un no siempre puede llegar a ser un sí, incluso colarse con carnet falso en una discoteca con sus amiga...