Esa noche no pude dormir. Después de estudiar con Tyler, me llevó a casa y de inmediato me llamó Liam y hablé con él hasta pasada la medianoche. Estaba muy cansada, pero no podía relajarme lo suficiente para dormir. No podía dejar de preocuparme, tratando de pensar en cualquier error que tuviera el plan que estábamos llevando a cabo.
Estaba bastante segura de que teníamos todo cubierto, no había cámaras en las aulas, así que nadie nos había visto besándonos. Nunca hicimos nada en el pasillo donde sí había cámaras, nadie sospechaba nada. Lo que más me preocupaba eran los trabajos que hice para Linda.
¿Y si ella tenía algo de mí en su casa? Ella podría mostrárselo al director y luego se preguntarían por qué yo estaba en su casa haciendo tareas para ella. Estaba bastante segura de que ella no iría por ese camino, aunque, ¿no estaría ella en más problemas si admitiera que me chantajeó? De todos modos, si fuera a hacer eso, diría que me pagó por hacer todas esas cosas. Sería su palabra contra la mía y quedaría mal ante los ojos del director porque esperaba que todos los maestros nos respaldaran.
Apagué mi alarma incluso antes de que sonara y me senté en el borde de la cama, con un dolor de cabeza horrible. Estaba agotada, pero al mismo tiempo muy excitada y nerviosa, como si la adrenalina recorriese mi cuerpo.
Una parte de mí quería caer en la cama y dormir para siempre, la otra parte quería que corriera al instituto y ver lo que estaba sucediendo. Me vestí lentamente, demorándome más de la cuenta y luego desayune un poco de mis cereales favoritos, aunque no quería comer nada en caso de que me hiciera sentir mal. Mi estómago ya estaba lleno de mariposas, posiblemente no entraría ni una más.
Mi teléfono móvil sonó en mi bolso, así que lo saqué esperando que fuera Bonnie, pero no lo era, al otro lado de la linea el que estaba era Liam.
Sonreí y contesté con voz cansada.
-Hola, preciosa; se que estas realmente mal y me preguntaba si podría ir un poco más temprano hoy a tu casa -me preguntó-.
Sonreí alegremente. Me encantaría estar unos minutos más con él esa mañana. Necesitaba que envolviera sus brazos a mi alrededor y me dijera que me amaba en persona, en lugar de hacerlo a través del teléfono.
-¿A qué hora estás pensando? -pregunté, mirando mi reloj-.
Eran justo antes de las ocho, él no solía recogerme hasta las ocho y media.
-Cuando estés lista, estoy afuera, te espero -respondió-.
Me reí.
-Eres impaciente -me burlé, sonriendo como una idiota y tirando mi cereales sin tocar, a la basura-.
-Siempre -confirmó, riendo-.
Cogí mi mochila y le grité a mi madre que me iba a ir temprano y me dirigí hacia la puerta rápidamente. Prácticamente corrí hacia su jeep, tan emocionada de verlo que mi cuerpo estaba comenzando a sentir un hormigueo.
Subí al coche y suspiré con satisfacción mientras él me sonreía. Su hermosa sonrisa iluminó mi día y me hizo olvidar lo cansada que estaba. Su sonrisa me hizo sentir que todo estaba bien en mi mundo. Haría cualquier cosa por esa sonrisa. Todo esto era sólo un pequeño punto en el horizonte, algo que recordaríamos y nos reiremos algún día; por lo menos, eso esperaba de todos modos.
-Buenos días -susurró, su mirada recorrió mi cara -pareces como si no hubieras dormido bien.
Me eché a reír y me acerqué más a él en el asiento, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.
-¿Eso fue una forma educada de decir me veo horrible esta mañana? -le pregunté, fingiendo estar ofendida-.
Él sonrió y sacudió la cabeza lentamente, tocando mi mejilla ligeramente.
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No sé qué somos
Teen FictionApril es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda adolescente esta en esa edad en la que un no siempre puede llegar a ser un sí, incluso colarse con carnet falso en una discoteca con sus amiga...