Cuando poco a poco comencé a despertarme, lo primero de lo que me di cuenta era que tenía calor , sinceramente muchísima calor, sudando de hecho. Contuve un gran suspiro y traté de moverme pero no podía, el edredón estaba sobre mí, envolviéndome y era muy difícil respirar. Gemí y traté de quitármelo de encima, pero no cedía y cada vez tenía más calor.
Necesito levantarme y tomar una ducha fría. ¿Qué hora es? Probablemente sea la hora de ir al instituto o algo así...
Me frote los ojos para ver la hora y me encontré cara a cara con Liam, que aun estaba durmiendo a solo unos centímetros de mí. De repente me di cuenta de que era su cuerpo lo que me estaba envolviendo, en lugar del edredón que había pensado al principio. Parpadeé sorprendida al despertarme tan cerca de alguien y luego todo volvió a inundarme, causándome un rubor que calentó mi cara y un rápido deseo se disparó hacia mi vientre cuando recordé algunos de los detalles íntimos de lo que hicimos hasta primeras horas de la mañana.
Sonreí y literalmente me lance sobre él, provocando que gruñera y que sus ojos se abrieran de repente. Se sentó, sujetándome en su regazo y mirando alrededor de la habitación como si esperara que un asesino empuñando un hacha saltara sobre él en cualquier momento.
Me reí y rodeé su cuello con mis brazos, abrazándole.
-¿Qué fue eso April? -preguntó, sacudiendo su cabeza y todavía un poco aturdido-.
Me mordí el labio. El sonido ronco de su voz a primera hora de la mañana hizo que todo mi cuerpo vibrara con excitación.
¿Cómo iba a olvidarme de que pasé la noche aquí? En lugar de responderme, le besé. El respondió inmediatamente, sus brazos me acercaron más a él, hasta que estuve atrapada cerca de su pecho.
Rompí el beso y me coloqué frente a él, sonriendo como una idiota. Anoche fue increíble. Las nuevas reglas me venían perfectas. Técnicamente no habíamos tenido sexo todavía, pero las nuevas reglas permitían muchas otras cosas estupendas. Por primera vez en más de tres meses, me sentía físicamente satisfecha, de hecho muy satisfecha.
-Buenos días -ronroneé-.
Estaba tan feliz que todo mi cuerpo estaba en un cosquilleo continuo.
Sonrió.
-Seguro que son buenos días -contestó quitándome de la cara mi enmarañado pelo.,
Todavía llevábamos solo las bragas y los calzoncillos cuando mi pecho se frotó contra él, causando que un pequeño gemido se escapara de mis labios. Sus manos acariciaron mi espalda hacia mi culo; cambió mi peso en sus piernas. Sonreí, pero ninguno de los dos habló, realmente no lo necesitábamos. Sólo me abrazó con fuerza sobre su regazo, sus manos acariciando mi espalda mientras sus ojos grises se quedaban fijos en los míos, una hermosa sonrisa se extendía por su cara.
Al final, no pude soportarlo más. Presioné mis labios contra los suyos, capturando el de abajo con los dientes y mordisqueándolo suavemente, haciendo que sus dedos se clavaran ligeramente en mi espalda. La emoción y la lujuria de la noche anterior volvieron otra vez.
Sonrió.
-Te quiero mucho, preciosa, quiero despertar contigo cada mañanas, necesito hacer esto a menudo -susurró, pasando sus dedos por mi cabello, deshaciendo suavemente los enredos y nudos-.
Asentí y me acurruque, presionando mi cara a un lado de su cuello, sintiendo su respiración mientras pasaba la punta de mis dedos sobre su pecho y estómago. La idea de que este chico fuera mío me volvía literalmente loca.
-Yo también te quiero Liam -Mi voz sonó clara e íntima mientras decía estas palabras -.
Besé su cuello y puse los dedos sobre sus hombros.
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No sé qué somos
Teen FictionApril es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda adolescente esta en esa edad en la que un no siempre puede llegar a ser un sí, incluso colarse con carnet falso en una discoteca con sus amiga...