Capítulo 37

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Mientras la miraba sentí como la sangre de mi cara se esfumaba, creó que iba a desmayarme en cuestión de segundos.

¿Por qué ella? Categóricamente me odiaba. ¿Por qué tenía que ser ella la que nos pillase? Se me cayó el alma a los pies mientras veía como una sonrisa lenta y diabólica se dibujaba en sus labios. ¡Por favor que esto sea un sueño! ¡Por favor dime que esta clase estaba siendo tan aburrida que me quede dormida y ahora mismo estoy teniendo una pesadilla!

-¿Qué es esto? -frunció el ceño, como si intentase resolver algún problema en su cabeza -.

Mierda. Esto es demasiado surrealista, ¿Dónde esta la cámara oculta?.

Liam no se había movido y seguía pegado a mí, sujetándome contra la mesa, sus manos permanecían exactamente en el mismo lugar que estaban dos minutos antes que ella entrase en el aula.

¿Qué hacemos ahora? ¡Liam se va a meter en muchos problemas, a mí me expulsarán, nuestras vidas quedaran destruidas y todo por mi culpa! ¿Por qué tuve que llamar su atención y ponerme a coquetearle en instituto? Soy tan idiota, ¡ha sido mi culpa el provocar esta situación!

Tragué saliva y abrí la boca para intentar hablar; no tenía ni idea de lo que iba a decir, así que esperaba que algo coherente saliese de mi boca. Sin embargo no fue así.

-Yo... nosotros... no.... no es.... de ninguna manera... - balbuceé -.

Podría pegarme a mí misma un par de bofetadas en la cara, ¡Reacciona, April! ¡Piensa algo!

Liam seguía sin moverse, es como si estuviese congelado. Ni siguiera estaba segura de si aún respiraba, pero una cosa tenía clara, ¡Debía quitarse de encima de mí y empezar a encontrar excusas de por qué me estaba besando y de por qué estaba casi sin camisa!

Le empujé el pecho, haciendo que se pusiese derecho, pero continuaba situado entre mis piernas, boquiabierto. Sus ojos estaban de par en par y su cuerpo tenso. ¡Espabila tu también, Liam!.

Me levanté rápidamente, tirando de mi falda y de la parte superior, poniendo todo en orden mientras me ruborizaba.

-Señorita Rob, no es lo que parece -se defendió Liam, sacudiendo la cabeza mientras salía del aturdimiento y comenzaba a abotonar su camisa -.

Golpeé mi frente con la palma de mi mano, ¿Enserio Liam? ¿No podías poner una excusa más típica que esa?. Suspire frustrada.

Linda se rió en voz baja.

-Oh, esto no tiene precio, volví para recoger mi libro y me encuentro con esto ¡ Es demasiado bueno para ser verdad! -Linda reflexionó, sonriendo con satisfacción – Aunque Señor Cowell, pienso que podría haber conseguido algo mejor; Quiero decir, mírela, ¡por Dios, es April!.

Me miró lentamente de arriba a abajo, asqueada y mis ojos se llenaron de lágrimas, pero de ninguna manera iba a ponerme a llorar con ella aquí.

Una colérica expresión cruzó la cara de Liam.

-¡Ya, cállate! -espetó Liam -.

Ella sonrió dulcemente y se giró para recoger su libro que estaba encima de la mesa.

No sabía qué hacer o que decir; sólo podía pensar en que todo esto era por mi culpa. Liam iba a perder su trabajo por mi culpa. Ella agarró el libro y se dirigió hacia la puerta.

-Bueno, ha sido un placer haberte conocido – sonrió ella -.

Tragué el nudo que se me estaba formando en la garganta.

Ella se lo iba a contar a alguien, ¡e iba a ocasionar un montón de problemas a ambos! Rápidamente consideré mis opciones. La podía dejar ir y podríamos fingir que ella mentía. La podía agarrar de esas extensiones rosa fucsia que lleva y darle una tremenda paliza, después cortarla en pedacitos y esconderla en alguna parte. También podría rogarle que no dijera nada. O simplemente podría admitir la verdad y, podríamos fingir que fue una locura del momento, una indiscreción que sólo ha ocurrido en esta ocasión.

No sé qué somosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora