Capítulo 38

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Cambié de postura los libros que tenía entre mis brazos y me dirigí a donde sabía que me estaría esperando Bonnie. Cuando la vi apoyada contra las taquillas, mordiéndose con impaciencia las uñas, suspiré aliviada. Llegué a su lado, y dejé caer al suelo todos los libros de Linda, sin importarme que se desordenaran las paginas.

Cogí a mi amiga del brazo y la acerque a mi, abrazándome a ella, necesitando consuelo. Le llevó unos segundos componerse, después del aturdimiento y fue entonces cuando me devolvió el abrazo.

-¿Qué ha pasado? -preguntó rápidamente-.

Suspire y negué con la cabeza.

-Te lo contaré en el coche – masculle -.

No podía contarle nada estando todavía en el instituto, de ahora en adelante no iba a tomar más riesgos en mi vida.

Ella asintió, frunciendo el ceño y mirándome con preocupación mientras se agachaba para recoger los libros del suelo. Se quedó mirándolos mientras enarcaba una ceja.

-¿Por qué tienes los libros de Linda? -preguntó, señalando al libro de historia que mantenía en su mano y que llevaba el nombre escrito en la portada -.

-Bonnie, hablaremos de ello en el coche -dije con un gemido, cerrando mis ojos deseando despertar y que todo esto fuese una horrible pesadilla -.

Ella asintió y nos dirigimos en silencio a su coche. Apenas me encontraba en el interior cuando ella se dio la vuelta hacía mí, queriendo obviamente una explicación. Descansé mi cabeza en mis manos.

-Mientras que estaba con Liam en el aula, Linda entró -expliqué, odiándome de nuevo por alentarlo -.

¿Por qué no le frené? ¿Antes de dejarnos llevar, por qué ninguno de los dos pensó en cerrar la puerta con llave? ¡Todo hubiese salido bien, si nos hubiésemos calmado un poco y separado el tiempo suficiente para cerrar la maldita puerta con llave!

Bonnie me miró con los ojos de par en par.

-¿Qué es lo que estabais haciendo? -preguntó ella, su voz apenas superó a un susurro -.

Hice una mueca. ¿Cómo le dices sutilmente a tu mejor amiga que casi te lo montas con el profesor de matemáticas sobre su escritorio? Lo mejor será hacerlo sin rodeos.

-A punto de hacerlo -admití -.

Ella dio un grito ahogado.

-Mierda, April ¿Qué vas a hacer ahora? ¡Vais a tener muchos problemas! -Gritó, mirándome - seras expulsada y a él lo van a despedir... y, oh ¿y si lo mandan a la cárcel?

Negué con la cabeza; jamás permitiría que sucediese. Si todo saliera a la luz diría que fui yo quien le besó y que el correspondió, ninguno de nosotros admitiríamos nada más que un beso. Lo máximo que podría pasar es que le despidieran. Nunca permitiría que fuese a la cárcel por mi culpa, jamás. Aunque eso fuese lo menos probable.

-He hecho algo verdaderamente estúpido -dije, moviendo mi cabeza incrédula por el acuerdo sin fin al que había llegado con Linda -.

-¿Qué? -preguntó Bonnie, agarrando mi mano apretándola con dulzura -.

-He hecho un trato con el demonio – suspire -.

Le conté todo. Liam y yo metiéndonos mano sobre la mesa, que Linda entró cuando estaba casi sin camisa, le conté sobre los tratos y acuerdos que hice con ella. Durante todo el tiempo ella siguió conduciendo, mirándome con la boca abierta, conmocionada e incrédula. Cuando aparcamos frente a mi casa, ella de pronto se volvió hacia mí.

No sé qué somosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora