Sonó la campana y salté. Había comido solo la mitad de mi almuerzo porque había estado soñando despierta, así que tragué rápidamente el resto, siguiendo a mis amigos hasta las taquillas para buscar los libros que nos faltaban.
Cuando llegó la hora de la clase de Liam, yo estaba sonriendo como una idiota, lo mismo que de costumbre. Me reía de cómo todas las chicas arreglaban su cabello, volvían a aplicarse maquillaje y se desabrochaban un poco las camisas antes de dirigirse a su aula.
Todavía había algunos rumores sobre él y la señorita Teller, pero otro rumor que había estado circulando recientemente era que Liam estaba casado y tenía a su familia esperando por él en otro estado. No estaba segura de si Liam sabía o no este rumor, supuse que no, porque no me había dicho nunca nada al respecto. Los rumores no impedían que las chicas coquetearan con él, sin embargo. Algunos de sus intentos fueron lamentables. Casi sentía lástima por ellas cuando él solo se encogía de hombros o las ignoraba.
No me sentía celosa. Pensé que lo estaría, pero, por alguna razón, sabía que no tenía por qué sentir celos de ellas. Yo era a quien él quería, podría haber elegido a cualquier chica pero me había elegido a mí.
Cuando entré en el aula, había un proyector colocado al frente. Fruncí el ceño y me senté al lado de Bonnie. Cuando me agaché para sacar algo de mi mochila, alguien chocó contra el respaldo de mi silla, haciendo que mi pecho golpeara el borde de la mesa y dejándome sin respiración.
Me volví enfadada hacia la otra persona, sólo para ver a Linda y un par de chicas sonriendo cuando empujó de nuevo mi silla mientras se movía a lo largo de la fila detrás de mí. ¡Uf, estúpida bruja!
-Oh, qué mal -ronroneó Linda sarcásticamente -.
-¿Quieres ver lo mal que seria si te quito todo el maquillaje de la cara a golpes? - le dije -.
-Tu.. - comenzó a decir ella -.
No dije nada al respecto, sólo desvié la mirada. Linda había tomado una intensa aversión a Bonnie cuando comenzamos el instituto y como nosotros éramos amigas, obviamente yo no le gustaba demasiado.
-Ahora, chicos y chicas, vamos a echar una mirada al desarrollo de la serie infinita y la historia de la teoría. Tendremos una breve visión global con el proyector, porque he encontrado estas diapositivas increíbles escondidas ¡y no hay ninguna razón para desaprovecharlas! -dijo Liam alegremente mientras se frotaba las manos emocionado-.
Resistí el impulso de toser y llamarlo friki por lo bajo y me limité a sonreír y sacar mis apuntes.
¿Cómo podía un tipo tan increíble sonar tan excitado por unos números? Eso no debería ser correcto. Tal vez debería estar un poco preocupada, me había enamorado de un empollón de las matemáticas.
Me reí un poco en voz baja y él me miró levantado una ceja.
-¿Todo bien, señorita Bloom? -me preguntó-.
Asentí rápidamente.
-Absolutamente, espero con ansias aprender acerca de la serie infiel -respondí-.
Se echó a reír sacudiendo la cabeza.
-La serie infinita, no infiel – contestó él -.
Me reí también.
Cogí mi libreta mientras él encendía el proyector, con el aspecto de un niño en una tienda de caramelos. No comenzó demasiado mal, aprendimos de un tipo en la India, en el siglo XIV quien por primera vez formuló la teoría. Pero cuanto más avanzaba, más perdida me sentía. Tan pronto como cifras y símbolos comenzaron a aparecer en la pantalla, mi cerebro parecía simplemente negarse a entender.
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No sé qué somos
Teen FictionApril es una chica de 17 años, que disfruta del verano antes de su último año de instituto. Ella como toda adolescente esta en esa edad en la que un no siempre puede llegar a ser un sí, incluso colarse con carnet falso en una discoteca con sus amiga...