• Draco Malfoy - 089

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One shot dedicado a
Finn_Wolfhard_12.

Título: "Tenerte"

Advertencia: combinación entre triste, romántico y... Si, amistades, semi-smut
  
Los días cada vez eran más oscuros. Todos sabían que algo pasaba, aunque no supiéramos que era.

Harry (mi hermano mellizo) y yo con frecuencia nos preguntábamos el por qué el recuerdo de Slughorn era tan importante. El hacer que el profesor confiara en nosotros no fue difícil, de hecho, no tuvimos que hacer casi nada.

—¿Qué crees que esconda?

—Dumbledore dijo que lo oculta algo vergonzoso —contesto caminando entre las mesas del gran comedor.

—¿Un sexto dedo?

—No seas bobo, Harry.

—¿No es Katie? —frente a nosotros estaba la chica, quien no había estado presente desde el incidente con el collar.

Nos acercamos y antes de siquiera saludarla ella se nos miro y dijo:
—Se lo que van a preguntar, chicos, pero no recuerdo quién me dio el collar —abrio mucho los ojos mirando detrás de nosotros.

Era Draco Malfoy. Mi estómago se revolvió y corrí siguiéndolo. Harry iba a hacer lo mismo pero Katie lo tomo del brazo, como asustada de que algo pudiera pasarle.

Subió escaleras y atravesó pasillo, no sé si había notado mi presencia pero parecía querer llegar a algún lugar. Cuando por fin se detuvo lo hizo dentro de unos baños. Estaba frente a un espejo, recargando su peso en el lavabo y llorando.

¿Draco Malfoy llorando?

Me acerque a él, y levanto la vista asustado cuando escucho mis pasos. Pero pareció relajarse cuando me vio a través del espejo.

—Draco, ¿estás bi…? —no pude terminar mi pregunta porque se giro para abrazarme. Me sorprendí tanto que por poco no notaba que tenía que agacharse para poder recargar su cabeza en mi hombro.

No sabía cómo sentirme al respecto. Hace algunos años que notaba el nervisismo a flor de piel cuando Draco estaba cerca, o las ansias que tenía cuando sabía que me lo encontraría. Pero me convencía de que todo aquello tenía que ser una simple confusión, y está situación no ayudaba para fortalecer esa idea.

—Me gustan tus lunares —dijo pasando su mirada por mi cuello de lado derecho, y levantando la poco a poco hasta ver mi nariz de lado contrario— y tu cabello… —tomo un mechón rubio entre todo el resto que era castaño ondulado—. Me gusta tanto…

Mi respiración comenzaba a fallar, al igual que mis piernas flaqueaban. Junte el aire robado y le dije:
—Draco… estás actuando muy extraño… puedo llevarte a enfermería…

—¿No sientes eso?

—¿Eh?

—Se que si —tomo mi mentón y me hizo mirarlo—. Niegalo y te dejare en paz.

Sabía perfectamente a lo que se refería: a la sensación de mariposas en el estómago. Pase saliva pero no dije nada. Sus ojos estaban rojos y su aspecto era calaverico.

—Es extraño, ¿No lo crees? —suspiro como si fuese a reirse— que me guste la chica Potter —abri la boca pero ninguna palabra salió de mi—. Pero es casi imposible para mí, porque tienes todo lo que siempre he necesitado, Kiara: eres dulce, amable y tierna… —paso sus dedos fríos por mi mejilla y mis ojos no se separaban de los suyos.

—Yo… solo quería saber si te encontrabas bien… —pero no se cómo esto dio un gran giro.

—Dejame olvidarme de eso un momento. Dejame creer que soy una persona distinta ahora mismo, una persona que puede tenerte.

—¿Tenerme?

Se acercó para juntar nuestros labios, y sin pensarlo dos veces le correspondi. Era lento y suave. Sus manos pasaron ágilmente por mi cintura, acariciándola provocando un escalofrío por todo mi cuerpo.

Sujeto mis piernas y de un ágil movimiento me hizo rodear su cadera, y me llevo así hasta poder recargar me en uno de los lavabos, donde los baños nos cubrían y hacía todo más oscuro. Solo podía distinguir el brillo de su rubio cabello platinado.

—Draco… —mi voz estaba agitada y sin notarlo, él llevaba su mano derecha por el borde mi falda. Comprendí su intención— alguien… alguien podría entrar.

—Entonces no hagas ruido —susurro y al mismo que sus labios volvieron a tocar los míos, uno de sus dedos también lo hizo en mi feminidad.

Todo mi cuerpo se removió ante la intrusión. Y mordí su labio al reprimir un gemido. Escuché un gruñido de su parte.

Me aferre a su cabello, dando pequeños tirones de sus mechones cuando la intensidad del tacto iba en aumento y aunque intentaba ocultar los gemidos que salian de mi, era casi imposible.

Un rato de placer después él se apartó de mi, dejándome totalmente agitada y sin aliento. Me miro de pies a cabeza y regreso, pero solo para besarme, ahora con mayor intensidad que al inicio, como si quisiera obtener de mi todo lo que pudiera en ese momento.

—Eres hermosa —me susurro alejándose un poco de mis labios. Nuestras respiraciones chocaban.

—¿Vas a explicarme por qué pasó esto tan de pronto?

Nego con la cabeza y se acercó ahora solo para besar mi mejilla, luego me susurro al oído:
—Por favor, en el futuro... no pienses mal de mi.

Me confundió aquello, pero él se alejo de mi y antes de marcharse del baño me dio la última mirada, con una sonrisa triste y se alejo definitivamente del lugar.

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