Yolosema: amor de canes (Yaoi furry, fanservise)

Cap 11: Fin de las vacaciones (;-;)

Pasa el tiempo y lamentablemente se acabaron las vacaciones; eso era una tragedia para el chico, ya que él siempre dormía a gusto cuando sí tiene que ir a la escuela pero cuando no, no dormía. Llegó la pinche hora de levantarse, a huevo. Normalmente este se levanta a las 6:30 para entrar a la escuela a las 7:00.

En fin, el asunto es que José lo levanta para ir a la escuela justo en dicha, siendo un lunes.

José: Niño, levántate, hora de ir a la escuela.

Sam: Nah, unos minutos más.

José: Qué minutos ni qué nada, venga arriba. Yo me levanto temprano para ir a la escuela.

Samuel se levanta adormilado, comenzando a vestirse. Por hoy no necesitaba llevar el uniforme, por lo que solo se baña, se cambia, desayuna y se lava los dientes. Una vez haciendo esto, el lobito lo lleva a escuela en bicicleta, como alma que lleva el diablo. Y el niño tenía el teléfono consigo, que era un Motorola moto g.

Tras dejar al niño en la escuela, este se dirige a la escuela de Cristóbal. Llegó a tiempo. Al llegar se encuentra con Cristóbal, quien, como siempre, tenía su gorra puesta y caminaba con apenas entrar al salón.

Mientras tanto, con el chico, este estaba en clase aún con el celular en mano. Entonces la maestra, que era la misma Danna, quien también le toca trabajar en la escuela de Samuel, le quita el teléfono.

Sam: No lo haga.

Danna: ¿Tú me quieres ver la cara de estúpida, verdad?

Sam: Vuelvame el celular o le digo a todos que usted se encierra en las tardes con el conserje.

Todos: Ohhhh, jejeje

Danna: No se dejen llevar por las mentiras. Él es mi compadre nada más, el único compadre.

Sam: ¿Y desde cuándo, cuándo, los compadres les agarran las nalgas a las comadres?

Todos: Ooohhh, jojo, zorra.

Danna: Callaos, para vuestra información, soy una mujer soltera de cuarenta años, necesito acción en mi vida. El avión ya se me va. Pon tus blancas petacas en la silla.

Ahora con Cristóbal. Estaba en el primer receso sentado en una de las mesas del comedor, con la capucha en la cabeza; José estaba platicando con los maestros, hasta que se percata de Cristóbal Soto, por lo que se le acerca y se sienta a su lado. Cristóbal al tener a José cerca, volvió a sentir esa sensación en el pecho nuevamente.

José: ¡Eh! ¿Qué tal? Al fin volvemos a clases, ya extrañaba la escuela ¿Y tú?

Cristóbal: Nah, yo estaba bien sin las clases, ni la extrañaba :v

José: Neh, flojito. Por cierto ¿Por qué tan solo? ¿O, más bien, por qué no te juntas con los demás? Tú sabes muy bien que no solo estoy yo, no siempre tienes que estar conmigo. Bueno, entiendo que te doy más confianza pero anímate a hacer a socializar con alguien más.

Cristóbal: Es que ahorita no me da la gana, y no es que no quiera. Además sí he hecho amigos. Alicia y Dilan son mis amigos.

José: Mmmm... Sí, es verdad.

En ese mismo instante, estaba en esa escuela José Dávila. Sí, ese mismo. Quien mira a José, se le decide acercar y lo saluda, este estaba decidido a recuperarlo.

Dávila: Hola, amigo, ¿Qué tal? No sabía que trabajabas aquí.

José: Oh, Dávila, es un gusto verte por aquí jeje

Dávila: Lo mismo digo. ¡Cuánto tiempo sin vernos, colega! -lo abraza, rodeandolo por todo el cuerpo, poniendo cara feliz, incomodando un poco a José-