Cap 39: El regreso a la tierra

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El abuelo del chico se dispuse a darle la bendición, pero lo malo fue el sr. Ernesto de La Cruz lo mandó llamar, lo que le haría perder más. El abuelo pensó en primero ayudar a su amo, que era Ernesto, y luego darles la bendición, porque así le resultaba más cómodo. Así lo hizo; le quitó más tiempo el que tenían o debían tener, haciendo más desesperante la situación, puesto a que ya no habría tiempo suficiente ya que estaba por amanecer. El más afectado, principalmente, fue José María, quien desde un principio dijo que iría a esperar; no obstante, como ya ni había tiempo, se comenzó a desesperar, deseando que volviera pronto de una vez.

Al ser las once, algo en José María empezó suceder: poco a poco, se iba convirtiendo en un ser como el perro Dante de la película de Coco; su pelaje se hizo púrpura, sus ojos se le hicieron como los tendría el xoloescuincle (el de la película), sus oídos se pusieron de color rosa y también, por todo su cuerpo, tuvo esos colores de adorno que tendría un alebrije. Y, por último, le salieron alas.

José: Wow... ¿Qué me sucedió?

Sam: Te convertiste en una creatura más bella de lo normal, en un lobito alebrije -lo abraza-.

José: Anda.... Y eso que soy español jejeje -corresponde-. ¿Cómo la tendré...? -se mira el pene, aprovechando que solo estaban ellos, por el momento; mirando que la tenía decorada con el color amarillo, verde y celeste alrededor del miembro- Oh, nada mal, me podría quedar así para siempre. ¡Pero que tu abuelo se apresure de una maldita vez! Yo no quiero que mueras.

Sam: Uff, si se entretiene platicando...

José: Me lo imagino.

Pasa el tiempo y el abuelo, como se temía, aún tardaba en venir. Se esperó y esperó, pero no volvió, cosa que se le hizo raro a José. Al mirar que al chico poco a poco se le iba desaparecido la piel y todo, hasta ver notoriamente el hueso, se comenzó a desesperar más y no tuvo de otra que salir él mismo averiguar dónde andaba el Abuelito, teniendo al chico otra vez al niño fuertemente.

Finalmente, fueron a dar a donde habían arrojado al niño Miguel de Coco, mirando que Ernesto de La Cruz había arrojado al abuelo al hoyo, así como lo hizo con el personaje de la película. Es entonces que Ernesto mira a José y al chico.

Ernesto: ¿Y estos qué están haciendo aquí?

José: Ah, es que andábamos paseando por aquí, porque se ve bien genial este lugar. Pero ya nos vamos, disculpen las molestias.

Ernesto: Pensándolo bien, en el hoyo estarán, ya que ver caer a alguien me gusta. Tiren al niño.

Sam: ...

José: ¿Qué? No no no no no no, a él no le hagáis nada. Hacedme lo que queráis, pero dejad al no niño -se aferra al niño-.

Ernesto: Vaya ¿así que un "espamierda" anda en el Mictlán, eh? Es la primera vez que se ve algo así.

José: Con mi nacionalidad te metas. ¿Por qué lo hacen? No tienen corazón. Ah, sí es cierto, ustedes son puros huesitos que dan fobia 😔👌.

Ernesto: Tiren al chico de una vez.

José: NOOOO, CON ÉL NO SE METAN. DÉJENLO, SI ES UN NIÑO. Además ¿qué gracia tiene meterse con un niño?

Ernesto: Mmmm... Está bien. Arrojen a los dos.

José: Vale, entonces háganlo -dijo al recordar que tenía alas-.

En ese preciso momento, José y el chico fueron a arrojados por el hoyo; sin embargo, a diferencia del niño Miguel, sí lograron caer en el piso de arena por donde el niño de suéter rojo había estado. Al ver irían a caer, abraza al niño y se pone de espaldas contra el suelo para proteger al niño de su cuerpo. Cae con el niño encima de su estómago, quien le hizo lastimarse y sacarle un poco el aire; al mismo tiempo que se lastima la parte trasera (por donde está el culo, la cola, la espalda y la cabeza).

Yolosema: amor de canes (Yaoi furry, fanservise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora