Cap 15: La traición y el castigo

42 4 6
                                    

Una vez que Cristóbal obtuvo a José María como pareja, estaba bien feliz, más por tené al lado un lobito tan lindo. Lindo, pero desgraciado. Este daría todo por él, le compraba o regalaba cosas, si tenía algún problema él acudía, le dio su apoyo, su confianza, hasta podría sacrificar su vida por él. Podría hacer cualquier cosa. Tan noble...

En la escuela, cuando estaban a solas...

Cristóbal: Jeje no sabes cuánto te amo, eres tan lindo, adorable, amable, protector... Eres tan lindo, o tan hermoso que te podría comer a besos. Nunca me separé de tí. -lo abraza-

José: Aw... -corresponde- ¿Qué tanto me amas?

Cristóbal: Ni te lo imaginas...

José: (Qué hermoso... Se le nota que sí me ama tanto. Sería una lástima decirle que tengo novio, pero, con tal de que sea feliz, seguiré con él.) Oh... Eso es genial, nunca pensé que alguien me amara tanto...

Cristóbal: ¿Y tú, cuánto me amas?

José: También te amo mucho jeje

Así fue como es que siguió el mentado José siendo el “novio” de Cristóbal, quien estaba muy fantasioso de andar con él, hasta planeaba casarse.

El mentado desgraciado estaba caminando por la hermosa ciudad, hasta que, de un momento a otro, había regresado Dávila, quien estaba seguro de que cuando le saliera aquel súcubo no le iría a salir nada, ya que recordó las defensas tanto venezolanas como centroamericanas en contra de ella. Estos se encontraron por el Palacio Miramar. El José tenía una camisa negra manga larga y el pantalón de mezclilla, mientras el Dávila vestía un traje blanco y pantalón negro.

 El José tenía una camisa negra manga larga y el pantalón de mezclilla, mientras el Dávila vestía un traje blanco y pantalón negro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

José: Anda, Dávila, ¡Has regresado! -lo abraza- (^^) Pensé que nunca volvería a verte.

Dávila: Sí, eso se suponía, pero recordé las defensas para defenderme de aquella bestia.

José: ¿La tal Sayona, no?

Dávila: Sí.

José: Ah, weno. Ven vamos a casa.

José lleva a casa a Dávila, estando muy emocionado por su regreso, pero lo malo era que ya tenía a Cristóbal como pareja y no quería lastimarlo. Pero, para su mala suerte, aquella bestia les estaba vigilando...

Jose lo lleva hasta su casa, vigilando en todos lados por si Cristóbal pudiera aparecer, pero nunca se lo toparon; mientras que aún la bestia los asechaba.

José lo besa estando muy feliz por dos segundos, para después hacerlo tomar asiento en el sofá y le sirve té.

José: Jeje ¿Y cómo te fue, mi amor?

Dávila: Bien, otra vez huyendo del país. Está muy fea la cosa allá.

Sam: Vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí? Tan bien que estábamos. Hola, golpeador.

Yolosema: amor de canes (Yaoi furry, fanservise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora