Aquí continuamos esta historia de furros con de lo restaurante. Pues bien: una vez estando listos, vestidos de una forma muy elegante, tanto el José María como Cristóbal caminaron de noche hacia el restaurante a donde irían y tomados de las manos, mientras que el nene estuvo al cuidado del hermano de Cristóbal. Para ello, tuvieron que cruzar todo el bosque para llegar a la ciudad, y luego de eso se encontraban caminando por las calles siendo las 8:18 de la noche, cuando aún había muchas fursonas transitando...
Entre tanto cosa pobre en Iquique, al que con otras ciudades sudamericanas, ellos pudieron encontrar un restaurante de lujo, en donde era perfecto para pasar una cena normal, con todo y aire acondicionado.... Se sentaron en unas de las mesas, comenzando a pedir sus órdenes.
José: Este restaurante es mono....
Cristóbal: Ok, pro-muerte. -suspira- ¿Y si volvemos a recordar los momentos juntos?
José: Claro ¿qué es de lo que te acuerdas?
Cristóbal: Bueno, casi se me estaba olvidando el momento en el que nos conocimos, y es un recuerdo que no me quiero olvidar...
José: Ya... También me acuerdo. ¿Quién diría que serías mi pareja siendo un ayudante de una escuela?
Cristóbal: See... ¿Así es cómo se lo diremos a nuestros hijos?
José: ¿Cuál es hijos?
Cristóbal: Los que podemos rap...digo "adoptar"...
José: Pues yo ya tengo uno adoptivo.
Cristóbal: Pero creo que sería mejor adoptar unos que sean furros.
José: Ammm... Me siento más a gusto con el niño que tengo ahora.
Cristóbal: Aunque esos hijos furros pueden ser sus hermanitos, creo que le vendrían bien unos mayores.
José: Nah, así está bien...
En ese momento, un zorro que era mesero había llegado, el cual les empezó a tomar su orden. Después de ordenar, tuvieron que esperar mientras que aún seguían charlando. Luego de un rato, la comida había llegado: una carnita asada para José María y unos tacos de birria para Cristóbal Soto (:v).
Los dos se quedaron platicando en el proceso en la que comían, recordando muchos recuerdos juntos hasta que llega la medianoche y las calles se estaban vaciando poco a poco y el restaurante estaba a punto de cerrar, siendo José y Cristóbal los últimos en salir...
Ambos lobos salieron del restaurante, caminando por las oscuras calles, cuando, de pronto, José María se detuvo y sacó un regalo para Cristóbal, el cual era un reloj digital cuya caja era de color rojo y era como si fuera una caja de celular (aunque un poco más rectangular).
José: Ey, mira, esto es para tí. Es el segundo regalo que te voy a dar...
Cristóbal: A ver ¿qué es? -lo toma y lo abre- a.
José: Un reloj, el cual es como el mío pero es de color rojo jiji.
Cristóbal: Vaya... Me gusta.
José: Jiji -le da un besito en la frente-.
Caminaron por las solitarias calles, con la intención de llegar aquel y en ese instante una fuerte lluvia chilena les empezó caer, que el piso parecía estar hundiéndose (pero no); por lo que estos se mojaron todos, y para colmo el bosque en donde estaba la cabaña estaba muy lejos. Presurosamente, corriendo con algo de dificultad y llegaron hacia donde estaba una cantina, el cual un oso parecido a ese oso catalán que se vio antes, que se llamaba Moonbear, solo que era de color blanco.
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Yolosema: amor de canes (Yaoi furry, fanservise)
DiversosEsta es la vida de Cristóbal, un lobo chileno que, a decisión de sus padres, se muda vivir a España. Este es un chico con Asperger, por lo es un chico antisocial e aislante. En ese país, este conoce a lo que más adelante sería el amor de su vida, qu...