"Con Dan todo era distinto..."

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-Bueno podéis pasar a verlo- dijo ella señalando la puerta donde se encontraba Horacio.

Volkov se dirigió a la sala.
Horacio estaba en una camilla, una de estas en la que te transportan de un lado a otro.

Otra vez le partía el corazón verle lleno de cables y vendas.

Tomó su mano, está estaba un poco fría y llena de vías por las que le llegaban los nutrientes y medicamentos necesarios para mantenerlo con vida.

Tomó su mano, está estaba un poco fría y llena de vías por las que le llegaban los nutrientes y medicamentos necesarios para mantenerlo con vida

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Este se arrodilló frente a la camilla, para mantener la misma altura.

Conway se puso a unos centímetros cerca del ruso, con los brazos cruzados.

El comisario acarició el rostro de Horacio con su mano derecha, ya que la izquierda tomaba aún la mano de este.

Y con una amplia sonrisa y los ojos llenos de lágrimas le dijo:
-Hola Dan mi amor...

Volkov besó su mano y se la pegó al pecho en señal de que estaba con el, que estaba a su lado.

-Se que me estás escuchando, estoy aquí mi vida, estoy aquí...- decía el ruso mientras acariciaba el rostro de el herido.

El comisario nunca se imaginó llamando "mi amor" o "mi vida" a alguien, ¿pero con Dan? Con Dan todo era distinto...

-Estoy aquí, vas a estar bien... , Todo va a estar bien... , Solo necesito que despiertes...

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Horacio estaba en ese sitió oscuro, frío y desolado.
Encogido en el suelo con las rodillas pegadas al pecho.

Ya no escuchaba la voz de nadie durante un buen rato, estaba solo él y sus pensamientos constantes de aquel zulo.

De pronto escuchó la voz lejana de Volkov:
-Hola Dan mi amor...

Horacio levantó la cabeza:
-¿Volkov?...

Este de pronto vió de nuevo una luz cegadora pero muy tentante.

-Se que me estás escuchando, estoy aquí mi vida, estoy aquí...-otra vez la voz del ruso.

Horacio se tapó torpemente los ojos intentado disminuir la intensidad de la luz pasando por sus pupilas.

Este se levantó despacio y comenzó a correr hacia ese interminable destello.

Corría y corría pero no escuchaba las voces acercándose.

-Estoy aquí, vas a estar bien... , Todo va a estar bien... , Solo necesito que despiertes...

-¡VOLKOV ESTOY AQUÍ! - Gritaba con desesperación Horacio.-¡ESTOY AQUÍ!

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Las pulsaciones de Horacio de nuevo se aceleraron levemente,

Volkov comenzó a mirar la máquina sorprendido y giró la cabeza hacia Conway.

-Joder... ¡Horacio!, Horacio... tranquilo estamos aquí.... Tranquilo.... Tranquilo hijo....- el super también se agachó para estar a la misma altura de la camilla y puso una mano en el abdomen de este intentando calmarlo.

-Nunca había visto nada igual...- decía la médica atónita a la respuesta de las pulsaciones del paciente.

Esta se acercó apurada a la máquina intentado buscar algún fallo de esta, revisó cables y botones pero todo estaba en orden.

-No comprendo... - decía esta mientras retiraba la sábana que cubría a Horacio.
Le desvistió para poder comprobar que todos los cables estuvieran bien conectados a este.
Dejándo ver un Horacio en los huesos, lo que antes era puro músculo ahora eran huesos y heridas.

Este tenía gasas y esparadrapo pegados al abdomen que cubrían las cicatrices de unas cuantas operaciones realizadas.

A Volkov de nuevo le brotaban las lágrimas, recordaba los momentos felices que tuvo con Horacio, todos los besos, las caricias, su primera vez con el y ahora estaba ahí... Indefenso y hecho polvo.

-No entiendo, está todo bien conectado... Esto es inexplicable...- decía la EMS con las manos en la cabeza.

Esta habló por radio:
-Necesito aquí a todo el equipo médico disponible.

-Horacio... Horacio necesitas tranquilizarte...- decía la médica.

-venga Horacio.... Todo está bien...- intentaba tranquilizar el comisario tomando sus dos mejillas con las manos.

Las pulsaciones comenzaron a disminuir tomando un ritmo normal.

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-Joder... ¡Horacio!, Horacio... tranquilo estamos aquí.... Tranquilo.... Tranquilo hijo....-Escuchó la voz de Conway.

-¡PAPÁ!- Este siguió corriendo sin parar.

Este escuchaba más voces y jaleo que no conseguía distinguir.

-¿¡HOLA!?- Rebotaba su voz con la de los otros.

-Horacio... Horacio necesitas tranquilizarte...-escuchó una voz nítida, conseguía distinguirla... Creía haberla escuchado alguna otra vez.

Este hizo caso y se quedó quieto, totalmente fatigado.

Se quedó mirando la luz que cada vez se alejaba más.







✨Los ojos de la muerte-Volkacio✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora