¿Sería posible una historia de amor entre un comisario frío y un chico tras una máscara? (Esta historia puede contener escenas sexuales, si no te gusta el amor entre hombres, no te recomiendo que la leas ❤️)
Miles de recuerdos espantosos llenaron la cabeza de Conway...
Gritos, sangre y aquel disparo....
Las lágrimas brotaron solas, pero este las secó, lavó sus manos y se dispuso a darse una ducha, aún con la cabeza llena de aterradores recuerdos que le atormentaban día a día.
Volkov seguía sentado en el primer escalón de la puerta del hospital aún con el cigarro entero de Conway, este le dió otra calada.
En ese momento escuchó unos pasos acercarse y sentarse a su lado.
-Eso te va a matar antes que el CNP...- dijo Sloan bromeando.
-¿Quieres?- le ofreció Volkov.
-No deberías ofrecerle algo así a una enfermera- dijo ella sarcásticamente.
Ella tomó el cigarro con una pequeña sonrisa y se lo acercó a los labios. Este se había apagado, era una noche de mucho viento.
Volkov sacó de su bolsillo un mechero y mirándola a los ojos encendió el cigarrillo.
La verdad era una mujer a la que la belleza le abundaba.
Sloan inhaló el humo, lo mantuvo unos segundos y seguidamente lo expulsó, era una imagen bastante sensual, además ella intentaba picar al comisario haciéndole miraditas.
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Me gusta tu...- dijo Volkov imitando unas tijeras con los dedos e intentando simular que se cortaba el pelo.
-¿Mi corte de pelo?- preguntó.
El asintió, - si... A veces viene bien renovar.
Ella sonrió mientras tomaba otra calada del cigarro y mirándolo dijo: -Yo te he visto en mejores la verdad...
El agachó la cabeza y sonrió.
-¿Horacio se va a poner bien?...- preguntó el comisario.
-No puedo confirmarte nada Volkov- dijo ella mirándolo a los ojos.
El mantuvo un pequeño silencio,- ¿Por qué todos decís lo mismo?
Esta se encogió de hombros, -No es algo que yo pueda decidir...
La chica le pasó el cigarro, la boquilla de este estaba manchada de su carmín rojo de labios, pero a Volkov no le importó, había cosas peores que un cigarrillo manchado, así que empezó a fumar de este de nuevo.
-Joder que frío...- dijo Sloan cubriéndose los brazos con sus manos.
Volkov se quitó la chaqueta y se la dió.
-Vaya... ¿Así es como conquistas a las mujeres?- dijo esta intentado picar al comisario.
-Solo intento que no te dé una hipotermia- este intento esquivar su juego.
-Que romántico...- dijo ella sarcásticamente.
Por mucho que volkov intentara disimular que estaba bien, que él era de piedra se notaba que estaba roto, su cara estaba pálida, descompuesta, con una preocupación continua en su mirada.
Este apoyó su cabeza en sus manos, sentía que ya no podía más.
-¿Quién le ha hecho eso a tu amigo?- preguntó Sloan. Las mangas cubrían las manos de esta ya que la chaqueta de Volkov le quedaba bastante grande.
-No puedo decírtelo...- dijo el con la voz tomada, apunto de llorar otra vez.
-Entiendo- dijo ella.
-No quiero que se muera...- dijo Volkov con lágrimas en los ojos.
Sloan comenzó a reír, -¿Quien lo diría? El comisario de Los Santos llorando...
A Volkov ya le daba igual mostrar sus sentimientos, antes lo hubiera intentado ocultar de cualquier modo pero ahora todo le daba igual.
En esos días de incertidumbre, el paradero de Horacio y saber si despertaría del coma o no, el comisario no podía parar de pensar en todos los besos de Dan, sus caricias y todas sus tonterías... Esa sonrisa y esos ojos le tenían hipnotizado ya que era lo único que podía ver a través de esa máscara.
Solo venían imágenes continuas de las largas noches de charlas interminables...
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Sloan tomó la mejilla de volkov, haciendo que despertase de ese lapsus de imágenes.
Esta giró su cabeza quedando los dos mirándose a los ojos.
-No digas tonterías Volkov... Dan no se va ha morir...- la chica deslumbró la mirada del comisario con su hermosa sonrisa.
Estos se quedaron embobados mirándose el uno al otro, Volkov estaba perdido, Sloan le parecía una chica muy guapa pero nunca tuvo otras intenciones con ella que no fueran más allá de la amistad.
Esta se acercó a los labios de Volkov dándole un beso que el comisario no rechazó.
El también empezó a besarla, era como un consuelo, pero a medida que el beso era más intenso le venían a la cabeza la imagen de los besos de Dan... Este paró de hacerlo, paró sus labios.
Dejando a Sloan con una mirada confundida.
-No puedo...- dijo este con la mirada baja apartandola suavemente.- ¿Qué estoy haciendo?- se dijo a sí mismo.
Este se levantó del escalón y comenzó a alejarse de la puerta del hospital, sintiéndose culpable de lo que había hecho.
