"Si sigues haciendo eso me voy a enamorar..."

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Era un día lluvioso, uno de esos días que solo te apetece estar en el sofá haciendo nada.

Gustabo se sentía fatal, le dolía un montón todo lo que le había hecho a su amigo, pero le ponía muy nervioso que estuvieran todo el día juntos esos dos, sentía que le había cambiado.
Eran inseparables de toda la vida y que ahora se quedará de segundo plato no le hacía mucha gracia.

Además no sé fiaba mucho de aquel ruso tan serio,
¿Si no quiso a Horacio, por que ahora querría a Dan?

Todavía no daría el brazo a torcer, ya que como dije antes, el rasgo más característico de Gustabo es el orgullo.

Este se sentía mal en todos lados, en comisaría era el don nadie, para Conway el loco y para Horacio el segundo plato.

De pronto le llegó un mensaje de Pablito:
-Que tal compa? Necesitamos hablar unos asuntillos urgentes.
-Dale, en media hora mándame ubicación.
-Dale mi rey, ven solo.

"¿Y si mi verdadero lugar es la mafia?"
Se dijo Gustabo a sí mismo.
Todo el camino estuvo pensando en ello, ¿Qué sentido
Tenía seguir estando de parte de los buenos si el nunca lo fué?

[...]

Hoy era el día libre de Volkov y Dan.
A menos que ocurrieran un imprevisto como un QRR o algo así.

El chico de la cresta se aburría demasiado, un día como ese, Gustabo y Horacio hubieran ido al casino, hubieran vendido drogggga, o apuñalarían a alguien.
Pero ya no existía Horacio y Gustabo
Ahora existían Fred y Dan, del cual tampoco quedaba mucho.

Horacio no quería admitir que extrañaba tanto a su mejor amigo que no sabía qué hacer sin el.
"¿Y si era verdad que me manipulaba?", "Ahora soy libre de verdad, y no le necesito para pasármelo bien"
Le dijo a Pablito mientras acariciaba sus pequeñas orejas.

Se le ocurrió inventarse alguna excusa para ir a visitar a Volkov.

Agarró su frasco de azúcar y lo vació sobre la encimera de la cocina.
Después se dirigió a la puerta de su vecino y la hizo sonar con los nudillos de su mano dando tres golpes.

Se escucharon pasos por detrás de la puerta y seguidamente se bajó el pomo dejando que se abriera esta.
Cuando está se abrió dejó ver a Volkov .
Este estaba más atractivo que nunca, no tenía camiseta y su cabellera gris estaba ligeramente despeinada.
Se notaba que estaba recién levantado .

-Uy comisario...- dijo Dan ligeramente sonrojado.
-¿que le ocurre Dan?- respondió Volkov restregándose los ojos.
-No tengo azúcar....- le dijo este mientras le mostraba el frasco vacío.
-Pase anda...- le respondió el comisario dirigiéndose a la cocina con el frasco en la mano.
-¿Me puedo sentar?- dijo Dan tímidamente.
-Eh...Si si claro- respondió el comisario desde la cocina.
-Usted tiene una casa muy bonita, poco colorida para mi gusto.
-muchas gracias, Dan, ¿quiere un café?.
-Sí- respondió dulcemente.

Volkov se sentó en el sofá dejando dos tazas de café sobre la mesa.
Dan estaba sentado con las manos juntas dejando caer entre sus piernas y con la cabeza agachada, mirando al suelo.

Volkov se percató del estado del subinspector y se vio obligado a preguntarle.

-¿Está usted bien?, Dan.
este levantó la cabeza y le miró a los ojos unos instantes.
-Emm... Si si, no se preocupe todo bien.-le respondió sonriendo.

-No le creo- le respondió este tajante.

El sujeto de la máscara le volvió a mirar a sus increíbles ojos grandes y brillantes.
Este volvió a mostrar una sonrisa pero está vez un poco más triste.

✨Los ojos de la muerte-Volkacio✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora