✨Los ojos de la muerte-Volkacio✨

Todo lo que tocas lo pudres...

...

(AVISO MIS NINIOS, NINIAS Y NINIES:el siguiente capítulo no puede ser del agrado de algunas personas, con cuidadito que os estoy vigilando, yo y Santa Claus (que está aquí a mi lado), pillos u.u)

La cama de Horacio estaba siendo testigo del amor que estos traían consigo y las paredes cómplices de los gemidos de aquellos dos muchachos apasionados.

-Ah... Horacio...-Intentaba pronunciar el ruso el nombre del chico de la cresta, entre jadeos que entrecortaban su respiración.

Horacio, mientras, estaba atareado besando el cuello del comisario mientras acariciaba todo el cuerpo de este, sintiendo que con cada roce necesitaba más y más.

Juntaron sus bocas en busca de calmar la sed que ansiaban los dos por comerse, formando un apasionado compás con sus labios cálidos. Pero aquel compás del roce de sus labios y saliva lo único que consiguió fueron más ansias por probar más uno del otro, probar el sabor de sus pieles.

Por cada minuto que pasaba, sus cuerpos producían más y más temperatura.

Horacio, incontrolable por la excitación,tomó al comisario y lo sentó encima suya.

Este posó su mano en el borde de la mandíbula del comisario, entre la mejilla y el cuello. Y comenzó de nuevo a besar con fluidez a Volkov mientras le desabrochaba con esmero el cinturón y seguidamente el botón de su pantalón.

Este, sin parar de besarle introdujo su mano dentro de la ropa interior del comisario, acariciando con esta el duro miembro del comisario.

Volkov no pudo evitar separar un poco sus labios de los de Horacio para soltar unos pequeños gemidos.

Horacio acariciaba el sexo de Volkov.

-Joder...sigue-Gemía incontrolable.

Este comenzó a mover su mano más rápidamente, haciendo que la agitación de Volkov de volviera más intensa.

-Di mi nombre Volkov...-Ordenó el chico de la cresta.

-Horacio...-respondió entre gemidos el comisario.

-¿Horacio?- dijo de pronto una voz distinta al chico de la cresta.

Volkov frenó sus gemidos en seco, y con sus ojos muy abiertos miró a aquella persona en la que se encontraba sentado.

El rostro de Horacio había cambiado completamente.

-¿Ya me has olvidado Vicktor?¿Tan pronto?- Dijo de pronto esa cara tan familiar.

-A...ale..¿Alex..?-Dijo la voz temblorosa del comisario.

-¡Oh que bien! ,por lo visto no me has olvidado, vaya... parece que estás muy enamorado de ese tal Horacio.-Dijo este aún con la mano en el pantalón de Volkov.- Espero que ese pobre chico no corra la misma suerte que yo tuve... Espera... Cierto, no me acordaba, está en coma. ¿No es así?.

Volkov se apartó de encima de aquella persona, arrinconandose contra el cabecero de la cama, pero en cuanto fue a tocar este con la espalda esa habitación desapareció, quedando ellos dos en un sitio oscuro, frío y húmedo,como un puente, apenas iluminado con unos cuantos bidones de metal prendidos.Un lugar familiar para el comisario.

-pe...pee... pero...- tartamudeó paralizado, helado.

-Uff, que putada, al final sí que va a ser verdad de que todo lo que tocas lo pudres ¿No?.

-¡Tu no eres Alex!

-Oh venga, ¿ya no te acuerdas de tu mejor amigo?.

-¡Callate! ¡Tu no eres el!