Resumen: Minnie está enojado con sus novios por lo sucedido.
Jimin despertó sintiéndose bizcoso en todas partes, además de adolorido, y había algo tocándolo "ahí" abajo. Abrió sus ojitos para encontrarse al alfa comiéndolo "ahí", la mirada de Jungkook ya no reflejaba ese color azul, nunca se sintió más agradecido de ver aquellos bellos ojos avellana. Ambos estaban desnudos.
Sabía por qué lo estaba lamiendo en ese lugar, los alfas tenían ese poder curativo en su saliva, no quería imaginarse cuán dañado y usado habían dejado su agujerito.
− D-déjame.− Movió su manito para tomar una porción del cabello de su menor, necesitaba ir con urgencia al baño y ver cómo había quedado su cuerpito.
− Lo siento, Minnie.− Finalmente el alfa lo dejó tranquilo, y pudo levantarse, o al menos intentarlo con mucho esfuerzo. Se sentía como un pequeño cachorro que apenas aprendía a caminar.
Sintió pasos acercarse y Yoongi apareció completamente vestido en la puerta del dormitorio, sus ojos ya no eran turquesa tampoco.− ¿Quieres que te ayude, amor?
− ¡No! No te atrevas a tocarme, Yoongi.− El omega tuvo la decencia de verse avergonzado, después de todo lo que le había hecho en su celo era lo menos que debía hacer.
Al llegar al baño se encontró con el espejo de cuerpo completo, era un pequeño capricho suyo. Jadeó al verse, su rostro se veía horrible, ojitos hinchados, labios rojos y regordetes, más abajo, sus pezones se habían vuelto rojos y parecían grandes e hinchados, sobresalían de su cuerpo más de lo normal. Marcas lo cubrían, su cuello lleno de ellas, en la sección de su pancita se veía una pequeña protuberancia, sus caderas tenías manos marcadas, bajó sus manos para tocar su glande, estaba rojizo, sus testículos también, estaban sensibles al toque y claramente hinchados. Había pequeñas huellas de sangre recorriendo sus piernas, pero eso no era todo, habían mas marcas de manos al rededor de sus muslos, y otros chupones. Incluso sus tobillos tenían marcas moradas. No quería darse la vuelta para ver su espalda.
Se ocupó de sus asuntos y tomó una ducha, larga y merecida, intentando ignorar el ardor en su trasero. Mierda, sentía que no se podía mover, tendría que llamar a TaeTae para que le prestara y trajera sus apuntes.