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Yoongi tenía a dos pequeños y lindos bebés, que lloraban cuando tenían hambre y le pedían su biberón. Pero no, sus bebés no eran recién nacidos, sus pequeños tenían 20 años. A pesar de ello, su mayor los cuidaba en demasía y los menores les encantaba.
Justo en ese momento el peliblanco se encontraba preparando el biberón para sus niños, era casi medio día en sábado. Cuando terminó con esto caminó hasta el cuarto donde los pequeños se encontraban jugando con sus lindos peluches.— Ya llegó papi, amores.— Saludó y ellos respondieron alegres un "papi" y "leche", mientras se sentaba en la cama a la espera de que su biberón llegara, porque estaban demasiado hambrientos y habían despertado en sus cunas llorando hace unos cuantos minutos.
Yoongi como el buen papi que era les dio sus biberones a los pequeños y lindos chicos que se vestían de igual forma.
Ellos empezaron a tomar de su leche, realmente les gustaba eso. Cuando Yoongi sólo tenía a Jimin como su bebé le gustaba sostenerlo en brazos mientras lo alimentaba, pero ahora los trataba a ambos de igual forma. Y definitivamente no los podía tener a ambos en sus piernas y darles de comer.
Era algo difícil para el mayor, tener que cantarles para que durmieran, ponerles pañales por la noche, prepararles sus biberones, aguantar todos sus berrinches. Pero valía la pena por mantener a sus pequeños felices, al mismo tiempo esto hacía que Yoongi estuviera feliz todo el tiempo.
— Papi.— Susurró un Jungkookie adormilado, mantenía su biberón en la mano. Era rutinario, Kook dormía después de su comida, mientras tanto el peliblanco jugaba un poco con Jimin y luego los puestos de sus bebés se intercambiaban.
Era lo mismo de siempre, pero para Yoongi era como una experiencia nueva cada vez que lo hacía.
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