Resumen: Gukie se va de fiesta y llega con marcas.
Yoongi estaba realmente enojado, eran casi las tres de la madrugada y Jungkook aún no llegaba de su maldita fiesta. Estaba en la cama, abrazando con cuidado a su pequeño omega embarazado, sí, llevaba casi cuatro meses, mientras tanto pensaba en mil maneras de castigar a su pareja por hacerlos esperar tanto sin responder algún jodido mensaje o llamada.
Se levantó con suma lentitud luego de escuchar algo de alboroto en la puerta, si no estaba suponiendo mal Jungkook llegó, pero borracho. Y confirmó sus sospechas al bajar y ver al chico intentando sostenerse de la pared.
− Maldita sea, Jungkook. ¿Sabes qué estúpida hora es? ¿Y tú teléfono? − Soltó en voz baja con su rostro serio.
Y el menor sólo sonrió, mostrando esos adorables dientes. No podía hacer nada contra eso, además dos segundos después su Jungkook estaba cayendo sobre la alfombra.
Yoongi se paseaba por la sala, sus músculos completamente tensos. No pudo conciliar el sueño luego de que al llevar a Jungkook a su habitación haya visto ciertas marcas en su cuello. Por el infierno, él nunca perdonaría una infidelidad, eso sería demasiado. Además estaba Jimin, no podía decirle nada de ello, el omega gestante no podría recibir ese tipo de información.
Espero hasta el medio día y aprovechó que Jimin salió con algunos familiares que deseaban llevarlo a comer para hablar con Jungkook, este apenas despertaba con un rotundo dolor de cabeza y algo de náuseas.
− Ahora mismo quiero que me expliques quien te hizo esas marcas.− Dijo al apenas entrar.
El menor se veía algo confundido y quizás algo asustado por la reprimenda que iba a recibir.− Yo... Hyung... No es lo que parece.
Yoongi le dio una mirada de reprimenda, no estaba para juegos.
− Sí, me las hizo otra persona, pero fue en contra de mi voluntad, yo no lo quería hacer, lo detuve antes de que nos llevara a otro nivel. Lo prometo. Y sobre mi celular, lo siento, me quedé sin batería y perdí el control de mi tiempo.− El mayor sabía que el chico estaba diciendo la verdad, sus manitos jugando entre ellas, la mirada inocente.
Pero no podía parar, si había algo en ser un vampiro era que era sádicos por naturaleza. Adoraba lastimar a sus parejas sexuales o a sus parejas de por vida. Jimin nunca tuvo problemas con ello, tenía más resistencia al ser un lobo. Jungkook, era un humano, aunque con un buen cuerpo, podría resultar lastimado ante los tratos que podría darle.
− Hyung, sus ojos, están de color lila.− Advirtió el menor, quizás en un tono asustado.
− Me voy, Jungkook. Volveré luego.− La típica cara seria del mayor estaba presente mientras salía de la habitación, antes de sentir como su brazo era agarrado por el menor.− Jungkook, en serio. Basta, no quiero lastimarte.
− Pero no entiendo qué sucede, hyung.
− Jungkook, no necesito que lo entiendas. Quiero que me sueltes en este mismo instante.− Se giró mostrando su expresión molesta, el menor lo estaba llevando a su límite.
− Si está molesto por ello sólo debería decírmelo. No ser un maldito idiota y comportarse de esa manera.− Escuchó un resoplido de parte de Jungkook, eso no lo iba a permitir. El joven humano aprendería una lección.
Les quiere,
TheOneWhoHunts.