Resumen: Gukie quiere que alguien más lo folle, y sus novios no lo dejan.
A veces Yoongi era demasiado exagerado, tenía dos novios —algo que la sociedad consideraría como extraño—, pero el pedir que alguien más lo follar no le parecía una mala idea, o eso pensaba Jungkook. Esperaba obtener el apoyo de Jimin, pero este también se encontraba regañándolo.
— En serio no lo puedo creer, Kook.— El mayor de los tres caminaba de un lado al otro, es que tal propuesta era simplemente estúpida.— Nunca dejaremos que nadie más te toque.— Sabiendo lo celosos que eran sus novios ni siquiera debió pensarlo.
— Bueno... Lo siento, no dejaré que Yugyeom me haga algo. Pero no sé enojen, ¿sí? — El lindo puchero que llevaba Jungkook sobre su rostro los convenció de inmediato, pero ellos no sabían que el mejor mantenía sus dedos cruzados tras su espalda.
Habían pasado al menos dos días desde que aquello había sucedido. Ahora Jungkook estaba solo en casa, al parecer sus mayores habían tenido que salir de viaje por razones de trabajo. Decidió que era una buena idea llamar a su amigo Yugyeom, ambos habían acordado encontrarse uno de esos días para jugar un poco a cosas de adultos.
En unos cuantos minutos ya se encontraban los dos recostados en la cama, dándose pequeños besos, quizás hasta inocentes.
Pero lo que no sabía Jungkook era que sus mayores habían vuelto porque su reunión se canceló y que al llegar de nuevo a casa vieron la mochila del otro chico en la sala. Porque cuando escuchó el sonido de la puerta de su habitación abrirse sólo pudo apartar rápido a Yugyeom, esto no funcionó ya que sus novios habían visto lo suficiente y no lucían felices.
— ¡Lo lamento! — Gritó el pequeño Jungkook al sentir el quinto azote en su trasero, ardía, pero debía aguantarlo. Había sido muy malo al ser infiel a sus novios.
— ¿Estás aprendiendo tu lección? — Preguntó áspero Jimin mientras tomaba el cinturón para seguir azotándolo, estaba demasiado enojado. Pero aún así estaban siendo muy suaves con su novio menor, el amor los traía locos.
Al llegar al décimo azote —por parte de Yoongi—, el menor ya estaba sollozando sobre la cama y no bastaron si no unos cuantos minutos para que cayera rendido, estaba exhausto. Porque esos golpes no fueron su único castigo.
Les quiere,
TheOneWhoHunts.