XVI

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Al fin había llegado el sábado, mañana tendría que seguir empaquetando sus últimas cosas para que las llevaran al departamento del alfa.

Estaba sentado frente a su tocador mirándose por un pequeño espejo, acomodo su cabello un poco rizado de un hermoso castaño, miro su pálida tez, sus ojos un poco verdosos y sus labios esponjados atributos heredados que posee su mama omega

Tenía un lunar pequeño en su mejilla un tanto regordeta, era 4 centímetros más alto que su mama omega, en casi toda su vida las personas siempre lo alababan por sus atributos, su personalidad calmada y persistente, su dedicación y hasta por el simple hecho de aparentar ser perfecto.

Pero todo cambio cuando sus madres se enteraron de lo que quería estudiar, no fue un grato recuerdo.

-¿medico?—pregunto la omega sin salir de su trance.

-¡QUE MIERDA DICES!—exclamo furiosa su madre alfa—ACASO ERES TONTO, CLARO QUE NO, TU ERES UN OMEGA, SERAS EL HAZME REIR DE TODOS, NO LO—

-¡ME IMPORTA UNA MIERDA!—levanto la voz Oliver interrumpiendo a su madre—¡YO QUIERO HACERLO, YO PUEDO HACERLO!

OLIVER, ENTIENDE, TU NO HARAS ESO EN ESTA CASA!

LO HARE!—y su cara giro duramente hacia un lado, el grito de su mama se escuchó.

Levanto su cara tocándose el área lastimada, sin más salió de su casa y corrió lo más rápido que pudo, con las lágrimas empañando su visión, un nudo en la garganta evitándole respirar correctamente y con su pulso acelerado llego al edificio donde toco agresivamente el parlante hasta que una voz femenina contesto a su llamado.





-pero mira que hermoso esta mu bebe—dijo con una sonrisa extendiendo sus brazos su mama.

-gracias mama—dijo acercándose a ella y abrazándola cariñosamente.

Ambos después estar unos momentos abrazados decidieron separarse y entrar a la gran casa, pasaron unos segundos y llegaron a la sala donde su madre alfa los esperaba, Oliver tenía miedo, la alfa lo miraba duramente.

-que maleducado, ven aquí a saludarme—dijo la alfa y Oliver sin más se acercó.

Al estar frente a frente Oliver se alzó su cabeza y con los pies en puntas beso la mejilla de la alfa, esta sonrió un poco tras ese leve contacto, Oliver reprimió un gesto de asco al olfatear el olor a tabaco de la alfa.

-pasemos al comedor—menciono la alfa y los tres avanzaron a la siguiente habitación.

-y como te ha ido cielo—pregunto amorosamente la omega.

-bien mama y a ustedes—pregunto cortésmente.

-excelente, la siguiente semana iremos a Londres a festejar nuestro aniversario—dijo emocionada y un poco sonrojada.

Oliver sonrió nuevamente sintiéndose más aliviado al saber que su mama, después de lo que tuvo que sufrir, ahora es más feliz que nunca.

El ambiente fue cortado por el sonido del teléfono que estaba en la sala, la omega salió casi corriendo a contestar la llamada, mientras que la alfa ni siquiera le importo y continuo comendo la sopa con calma.

Tres segundos de tremendo silencio en la mesa los tacones de su madre resonaron nuevamente acercándose y por fin sentándose en aquella mesa, la mujer tomo la mano de su esposa llamando la atención de los presentes.

-amor, tus socios llamaron diciendo que si podría ser hoy la reunión—informo la mujer dejando pensativa a la alfa.

-¿y que les dijiste?—pregunto.

-que si querían venir aquí, ellos aceptaron y en unos minutos más llegaran.

-está bien.

Tras eso el silencio volvió a reinar hasta que el timbre de la puerta principal sonó, su mama una vez más fue abrir la puerta y regreso con 4 hombres con vestimentas elegantes y finas, los hombres se presentaron brevemente y tomaron asiento en la mesa, lastimosamente el más joven de ellos tomo lugar al lado de Oliver.

-le doy una disculpa alfa Taylor pero mañana iremos a otra ciudad y no volveremos dentro de 3 días—explico un alfa de pelo castaño, este se veía como en sus cuarenta.

-no te preocupes, para mí no es ningún inconveniente señor Smith—respondió la madre de Oliver—por cierto les presento a mi omega e hijo.

La omega se levantó y Oliver imito su acción pero con grandes nervios, odiaba tener todas las miradas.

-mi nombre es Irene Taylor, me da mucho gusto recibirlos caballeros, por favor siéntanse como en su casa—hablo con cortesía esbozando un linda sonrisa mirando a los invitados.

-me llamo Oliver Jason, mucho gusto—fue lo único que logro soltar sin tartamudear.

Sus madres lo miraron con cierto reproche por tan tajante presentación, pero Oliver se limito a seguir comiendo sin mirar a nadia a los ojos, había pasado varios minutos y la comida había terminado, dos de los sujetos salieron al balcón a fumar, mientras que el mas anciano y el joven se quedaron charlando un poco con la pareja, pero de repente sintió que una mano se escabullo y acaricio su pierna.

Miro y era la mano del joven alfa que estaba a su lado, sus nervios se aumentaron cuando lo miro y el reía con la pareja, sin más pidió una disculpa y corrió directo al baño.

Pero al estar cerca escucho a los hombres en el balcón hablando.

-el omega joven es lindo ¿no?—dijo un hombre que poseía lentes.

-si—concordó el alfa castaño que anteriormente había explicado a su madre el adelanto de la reunión—pero tengo una pregunta, ¿Por qué su apellido es Jason y no Taylor?

-simple, el verdadero padre del omega era un muerto de hambre, alguien lastimo al omega cuando este era un niño pero la policía no ayudo, así que... el trato de hacer justicia por mano propia, dicen que casi descubre el culpable, lastima ya que el no pudo decirlo y desapareció para ser encontrado muerto tiempo después—termino con simpleza el de anteojos.

-wow—replico el castaño Smith.

-así que... años después Taylor y esa omega se conocieron... sabes que para nosotros no es ningún secreto de que la alfa es estéril, pero al fin se casó, ahora tiene sexo y un heredero que parece más un bastardo.

-Taylor planea dejarle toda su fortuna a un inepto, al bastardo de la omega—hablo con sorpresa el de cabello café apagando su cigarrillo.

-no lo sé—hablo el de lentes sacando el humo y lanzando la colilla de cigarro al suelo para después pisarlo—Taylor es una perra, todo tiene bajo control, tal vez lo obligue a casarse con alguno de sus familiares, yo que se...

-creo que es hora de bajar.

-si vamos

Al oír eso Oliver corrió y se encerró en el baño para no ser descubierto, el problema que al cerrar la puerta no se dio cuenta que alguien más estaba dentro.

Papa TemporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora