—¿Cómo lo hice? —le pregunté a Minho al tiempo que me inclinaba hacia delante para sacar la hoja y ver lo que había escrito.
—Bien pero puede estar mejor. Tus brazos debes ponerlos así —dijo Minho mientras se pegaba a mí y ponía sus manos sobre las mias. —Y no estés tan rígido.
—Esta bien.
—Estas algo tenso, eso lo siente la máquina. Es como si tus dedos estuviesen bailando —dijo Minho. Soltó mis manos y sin esperarlo metió sus manos frías debajo de mi camiseta y las puso en mi cintura al tiempo que sus pulgares acariciaban mi espalda.
Su toque me hizo erguir más y cerrar mis ojos, mis dedos presionaron algunas teclas.
—Asi, lo estás haciendo muy bien —me dijo Minho en mi oído con voz suave aún tocando mi cintura. —Tus dedos deben parecer que flotan, deben levitar sobre las teclas mientras que tu mente se desconecta de todo.
»Cuando escribes solo déjate llevar por tu mente, por lo que sientes, no lo planees... Ese es el secreto de todo esto. Pon tu mente en blanco, no pienses en nada.
—¿Cómo hago eso? —le pregunté girando un poco mi cabeza para mirarlo.
—Ya lo verás.
—Minho~ —dije casi inaudible cuando sentí los dedos de Minho acariciando mis pezones ya despiertos.
Ya sin darme cuenta mis dedos se movían sobre las teclas las cuales presionaba cuando Minho pellizcaba o jalaba mis pezones de vez en cuando.
—Asi, lo haces muy bien Han. Aunque todavía veo un poco de rigidez, parece que vamos a necesitar más clases —dijo Minho pellizcando nuevamente mis pezones, me mordí el labio inferior evitando hacer ruido —¿Crees que necesitamos más clases privadas? —me preguntó y yo asentí con la cabeza perdido en las sensaciones que Minho me estaba dando.
Los pezones son un lugar muy sensible para mí y él ya se dió cuenta de eso.
Mi mente ya estaba en otro lugar, no podía pensar con claridad, yo solo quería más o que se detuviera ya pero no podía seguir así.
Me levanté un poco y pasé de estar sentado cerca de su rodilla a estar ahora sobre su miembro, que ahora lo sentía duro. Minho rápidamente puso sus manos en mis caderas y comenzó a seguir los movimientos que yo estaba haciendo.
—Min~ —dije cuando la tela ya comenzaba a estorbar. —¡Minho! —dí un pequeño pequeño salto cuando Minho se aferró a mi cadera y comenzó a darme embestidas.
A pesar de la tela podía sentirlo, sentía como su polla me golpeaba ahí abajo haciéndome ver las estrellas.—Voy a hacer que te corras sin siquiera tener contacto directo con tu piel —me dijo Minho cerca de mi oído. Alejé mis manos de la máquina de escribir y me sostuve del escritorio.
—Más... Más rápido —le dije a Minho y así lo hizo.
—¿En qué piensas? —me preguntó él mientras me seguía embistiendo. Su respiración estaba agitada y su voz más gruesa.
—En... Na- nada ¡Ah! —le respondí como pude ya que cada estocada la sentia más profunda.
No puede ser que sin tener contacto directo me tenga así, esto nunca me había pasado.
—Asi debe estar tu mente cuando escribes, ¿Estás entendiendo? —me preguntó Minho y yo asentí.
Llámenme loco pero que él esté en su modo de clases o de profesor mientras me está embistiendo me calienta en sobre manera.
—Cuando estamos así muchas palabras sueltas se colocan en la punta de nuestra lengua, podemos decirlas... Hacer una lluvia de ideas o podemos ordenarlas de inmediato y no esperar tanto. —habló Minho y luego gimió en mi oído y ese fué el momento exacto en el que perdí cualquier pizca de cordura.
—Quitame la ropa —le supliqué mientras lagrimeaba. Mi polla me ardía, necesitaba darle atención o que Minho se la diera.
—Buen comienzo para la lluvia de ideas —dijo Minho y yo negué con mi cabeza mientras saltaba con más fuerza. No quiero ninguna maldita lluvia de ideas, quiero que me quite la ropa y me rompa el culo.
—No... Tocame porfavor —dije entre gemidos sin control.
—Necesitamos más para hacer el poema Han, sigue diciendo lo que está en la punta de tu lengua, deja salir todo. —dijo Minho. Sin darme cuenta Minho estaba sujetando mis manos detrás mí espalda y yo tenía mi pecho y mejillas sobre el escritorio al tiempo que Minho me embestía contra este —Asi funciona esto corazón.
—Quiero sentirte Minho, no me- no me tortures ¡Ah! ¡Más! ¡Más! —le pedí con mi mejilla izquierda pegada al escritorio.
—¿Qué más le agregarías a este poema?
—¡Maldito poema! Olvídate de e- eso —le dije molesto y sintiéndome cerca de mi liberación. No puede ser que vaya a correrme sin ser tocado —Entra... Entra en mi. Te ne- ¡Ah! ¡Lee! Te necesito malditasea.
—Sigue así, estás siendo excepcional en esta clase. Aprendes rápido —me dijo Minho y como pude miré hacia atrás y él estaba con la cabeza hacia atrás y con una sonrisa de lado. Maldito.
—¡Minho me vengo! ¡Tocame porfavor! —sentí un cosquilleo en mi vientre, estaba cerca y el maldito no me ha tocado ni una vez. Me sacudí para tratar de liberar mis manos y poder tocar yo mismo mi polla pero Minho puso más fuerza en el agarre. —Esto- estoy cerca... Deja que me to- toque ¡Minho! ¡Mmm!
Minho quitó una de sus manos y la enredó en mi cabello jalando mi cabeza hacia atrás con brusquedad y poniendo más fuerza en sus embestidas.
Yo estaba con los ojos hacia arriba, mi boca abierta y con saliva escurriendo por las comisuras.
—¡Ah! —grité cuando me corrí. Minho me soltó las manos y el cabello y como pude me sostuve del escritorio al tiempo que me restregaba en el borde de este para hacer más duradera mi corrida.
—Te lo dije —escuché la voz cansada y falta de aire de Minho a lo lejos pero yo estaba perdido en el millón de sensaciones y en como sentía que mi semen mojaba mi ropa. —¿Alguna vez te habías corrido sin ser tocado?
—Jamás... —le dije aún perdido. —¿Esto lo haces con tus alumnas?
—Nunca, nadie viene a mi casa —me respondió y yo reí con ironía.
Me levanté y me tiré en la silla de cuero que estaba atrás. Con la poca fuerza que tenía me deshice de mi pantalón y ví mi boxer negro empapado de semen.
—Esto es tu culpa —le dije a Minho señalando mi boxer teniendo los ojos cerrados. ¿Cómo pudo hacer que me corriera de esa manera?
—Y esta es tú culpa —Minho tomó mi mano y la puso sobre su polla, así que aproveché y le dí un apretón. A pesar de estar dentro de su pantalón se siente grande... Si la saca debe ser una anaconda. Abrí mis ojos y Minho tenía su rostro a centímetros del mio.
—Bésame —le dije enredando mis brazos alrededor de su cuello para acercarlo más.
—Daría tanto por besarte y dejar esos labios rojos e hinchados en este momento pero tengo una apuesta la cual no perderé —me respondió él y luego pasó su lengua sobre mis labios y se alejó.
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𝑀𝑒𝑡𝑎𝑛𝑜𝑖𝑎
Teen FictionHan Jisung cae rendidamente enamorado de un poeta que le gusta demasiado. No sabe quién es, nunca ha visto su cara, nunca ha escuchado su voz, no sabe su edad, pero si conoce el dolor en su corazón y el llamado de ayuda que discretamente ese poeta h...