Capítulo 9

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Apenas podía levantar los pies al caminar, estaba tan agotada que pareciera un zombi caminando, o intentándolo al menos. Ya ni podía agacharme bien para agarrar una pelota del suelo del gimnasio.

-La entrenadora se está pasando estos días... -murmuré quejumbrosa consiguiendo que Akane se ría de mí.

-Mira quien lo dice, la capitana que explota a su equipo -se burla haciéndome rodar los ojos-. Pero es verdad, el entrenamiento intensivo ya es mucho.

-Ya no quiero entrenar hoy...

-Ni tú te crees esa mentira.

-Es cierto, pero quiero más tiempo de descanso -respondí volviendo a enderezarme.

-Creo que todas queremos eso -responde. Asentí en respuesta y sabiendo que es verdad, las demás no estaban mejor que yo en estos momentos-. Y bien... ¿Cómo te va con ese par de chicos?

La miré notando como levantaba las cejas repetidas veces. La fulminé y empujé levemente por eso.

-No lo digas de esa forma -le reproché-. Y nada, todo normal, ¿por qué ha de pasar algo?

-Agh... Creo que hablabas en serio cuando te referías a que nunca te le declararás.

-Ahá. ¿No era obvio? -respondí ganándome un golpe en la cabeza- ¡Eres mala Akane-chan!

-Hasta te pareces a él. No puedes decirme que no son tal para cual.

-Ando mucho tiempo con él e Iwaizumi, se me pegaría algo tarde o temprano -me encogí de hombros y me sobaba la cabeza-. Y sí dolió.

-Débil.

-¡¿A quién llamas débil?! -ella comenzó a correr- ¡Oye! ¡No huyas, cobarde!

Comencé a perseguirla, ella reía y se burlaba de mí, pero vi una pelota en el suelo y sonreí ampliamente. La agarré y la levanté para luego rematar hacia Akane y hacer que se detenga por el susto cuando la pelota golpeó la pared junto a su rostro .

-¡Idiota! ¡Pudiste matarme! -grita horrorizada.

Llegué hasta ella y le devolví el golpe en la cabeza por lo que comenzó a quejarse de mí y de que soy una maltratadora y violenta.

-No exageres. Tú empezaste.

-¡Ustedes, vuelvan a entrenar! -grita la entrenadora mientras nos apuntaba a ambas.

Akane y yo nos disculpamos y regresamos de inmediato con las demás para volver a practicar los remates y saques.

***

***

Llegué hasta el gimnasio donde entrenaban los chicos para buscar a Iwaizumi pues hoy era de esos días en el que él me acompañaba a casa. Apenas llegué me puse a buscarlo con la mirada, pero no podía encontrarlo, solo pude ver a Oikawa y me desconcentré al instante.

-¡Oh! ¡________-chan! -él me ve y sonríe ampliamente.

Sacudí la cabeza para salir de mi ensoñación y lo saludé con la mano y una sonrisa tímida, pero entonces Oikawa agarra la pelota que estaba lanzando y se acerca trotando hasta mí, provocando que mi corazón latiera con fuerza una vez más.

-Hola Oikawa -saludé ocultando mi emoción.

-Hola. Iwa-chan me dijo que si te veía te avisara que se tuvo que ir antes.

-¿No pudo mandarme un mensaje? -pregunté frunciendo el ceño un poco.

-Se quedó sin batería -explicó. Asentí comprendiendo.

-Oh... está bien -respondí y me acomodé el bolso en el hombro-. E..Entonces... me voy... Adiós, Oikawa.

Me di vuelta para irme enseguida y así no torturar más a mi corazón al estar tan cerca de él y hablándole.

-Espera, _______-chan -de repente me toma de la muñeca, provocando que diera un leve respingo en mi lugar por la sorpresa.

-¿S..Sí? -pregunté ignorando esa sensación de picor en la piel que tocaba la suya. Miré su mano en mi muñeca por un momento y luego vi cómo me sonreía.

-¿Practicas conmigo?

-¿Eh? ¿Yo? -me apunté sin creer que fuera real.

-Claro que tú. Por favor, _______-chan.

Se me hizo difícil tragar saliva, pero al conseguirlo suspiré para calmarme y me di la vuelta por completo para dedicarle una sonrisa leve.

-Está bien.

-¡Genial! -dice notándose algo emocionado. Jala de mi mano para entrar al gimnasio.

Fui a cambiarme por el uniforme de deporte lo más rápido que podía y que alguna vez lo hubiera hecho. Volví junto a él y dejé a un lado mi bolso. Oikawa había acercado el cesto de pelotas hacia él y junto a la red. Yo me posicioné.

-Bien, ahí va -advierte.

Asentí en respuesta, él levanta la pelota y yo corrí de inmediato, salté y rematé perfectamente, con fuerza y potencia. Mi mano ardía de una forma diferente a cuando remataba las pelotas que Akane o Fumiko levantaban para mí.

Miré mi mano la cual estaba roja. No creí que remataría tan fuerte en verdad. Sonreí por eso, pues los levantamientos de Oikawa eran más que perfectos, podría confiar en su capacidad ciegamente y rematar mucho mejor.

-Otra vez, por favor -pedí corriendo a mi posición.

-A la orden.

Él vuelve a levantar la pelota para mí, corrí y rematé con gran fuerza de nuevo, sintiendo ese ardor en mi mano con más intensidad, pero no dolía, solo es emocionante.

-Oikawa-San -llamé su atención y él me miró-. Más alto, por favor.

Él me mira por un momento, pero asiente sonriendo y comprendiendo enseguida. Corrí de nuevo hacia la red, me quedé en mi posición de salto viendo como la pelota iba más alto. Sonreí sintiendo la fuerza en mis piernas intensificarse al igual que mis latidos acelerados, di un gran salto hasta sobrepasar la red, pudiendo ver el resto del gimnasio a la perfección. La pelota llega hasta mi mano con precisión, di un golpe que fue aún más fuerte y recto, dando en el centro mismo de aquella mitad de la cancha.

Volví al suelo limpiamente y sintiendo gran emoción de nuevo. Era genial, me encantaba esta sensación, ese remate había sido uno de los mejores que haya podido hacer en mi vida como jugadora.

-Eres increíble, ____-chan -escuché a Oikawa. Lo vi observando el lugar en donde había golpeado la pelota, podía ver una leve expresión de admiración que me hizo sonrojar y apartar la mirada para ocultarlo.

-N..No es nada... am... mejor s..sigamos practicando -pedí dándole la espalda y volviendo a mi posición.

Nosotros seguimos haciendo algunos remates más, hasta que se nos hizo tarde sin darnos cuenta. No me había dado cuenta ni de que estaba cansada. Decidimos terminar aquí y recoger todo para irnos.

-Nos vemos, Oikawa-san -me despedí en la entrada del gimnasio.

-Espera, _______-chan, te acompaño -dice acercándose rápidamente a mí.

-¡¿Eh?! N..No.. no... no hace falta -respondí rápido y sonriendo nerviosa-. Seguro estás cansado y lo único que quieres es llegar a tu casa, no te preocupes, lo entiendo...

-Yo te mantuve hasta tarde aquí, así que lo menos que puedo hacer es acompañarte. No es seguro que vayas sola -responde firme y necio.

Sus palabras consiguieron hacer que sintiera como si fuera a derretirme, es tan atento... Sacudí la cabeza para quitarme lo tonta, aunque fuera algo imposible, y terminé cediendo a su petición. Él sonríe ampliamente y me toma de la mano para jalarme y que empezara a caminar antes de que fuera a cambiar de opinión.

CAPITANES || Oikawa Tooru x Tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora