Capítulo 10

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Abrí los ojos al escuchar el sonido de las llaves en la puerta que se abrió, seguidos de unos pasos. Salí corriendo escaleras abajo para recibirlos con gran emoción pues sabía que iban a llegar hoy.

-Llegamos -escuché.

-Bienvenidos -respondí sonriendo ampliamente a la par que juntaba mis manos tras mi espalda y los veía quitándose los zapatos para colocarse los de casa.

-Cariño. Te noto muy feliz, ¿a qué se debe? -pregunta mamá acercándose a mí.

-P..Pues... -jugué con mis manos tras mi espalda por los nervios-. Mañana es mi primer partido del torneo y... -me detuve unos segundos cuando escuché que los celulares de ambos sonaban por los mensajes-. Quería saber si estarán allí.

Hablé rápido para no perder su atención por completo antes de que sus celulares fueran más importantes, pero al ver como ellos los veían y no me respondían, hice una mueca y presioné mis dedos con fuerza, igualmente mordí el interior de mi mejilla.

-¿Qué... dicen...? -insistí por una respuesta.

-Lo siento, cariño, tengo una reunión mañana -comenta mamá contestando los mensajes-. Acaban de informarme.

-Yo tampoco podré, hija, me salió un trabajo urgente -le sigue mi papá igualmente respondiendo el mensaje-. Lo siento.

Los miré un segundo mientras veía como solo permanecían viendo sus celulares. Sentía mis ojos picar y algo rodando por mis mejillas. Bajé la mirada tragando con dificultad por el nudo en mi garganta y me di vuela para irme.

-Oh... entiendo... no se preocupen -respondí forzando mi voz.

Sentí la mano de mamá sobre mi hombro que me hizo detenerme, la miré de reojo, pero su vista seguía en su celular.

-Lo sentimos, cariño... en serio -ella besa mi cabeza-. Será en otra ocasión.

-Sabes que te amamos, ¿no? -papá también se acerca apoyando su mano en mi cabeza.

Asentí solamente, no me veía capaz de emitir palabra alguna sin evitar que se me escapara algún sollozo. Ellos pasaron a la sala de estar y yo fui hasta mi habitación. Me recargué por la puerta y pasé una mano bajo mis ojos para quitarme las lágrimas. Negué con la cabeza, pues ya me esperaba ese resultado. Decidí acostarme en mi cama y dormir para mañana, pero mi celular suena por un mensaje.

Akane: "¿Les preguntaste?"

Suspiré pesadamente. No tenía ánimos de hablar mucho por lo que solo respondí un "aún no llegan" y dejé mi celular a un lado para luego cerrar mis ojos.

***

***

-Bueno, chicas, den lo mejor de ustedes -nos anima la entrenadora.

-¡Sí! -dijeron las demás con muchos ánimos y emoción.

En cambio, yo miré hacia la entrada del gimnasio por si algún milagro ocurría y podría ver a mis padres entrar, pero no... no estaban ni en las gradas. Les había mandado una foto de los horarios por si acaso ocurría ese milagro y decidían venir.

Creo que estoy fantaseando mucho con algo que jamás ocurrirá...

Bajé la mirada sintiendo nuevamente ese nudo en la garganta, pero me negaba a dejar que escalara a más. Volví a levantar la mirada y me encontré con Iwaizumi y todo el equipo masculino del Seijoh entrando al gimnasio y yendo a las gradas. Iwaizumi me ve y me saluda con una leve sonrisa y un movimiento corto de cabeza, mientras que Oikawa, que estaba a su lado, me sonríe y levanta ambos pulgares.

Eso consiguió animarme un poco, lo necesario para recordar que debo prestar atención al juego. Tomé una gran bocanada de aire y me golpeé ambas mejillas para hacerme reaccionar.

-¿________-san? -algunas chicas se vieron sorprendidas por mi reacción.

-Vamos, chicas. Hay que ganar el partido -declaré más animada.

Suena el silbato de llamado, nosotras entramos a la cancha junto al otro equipo. Nos saludamos con la capitana y luego todas para entonces ponernos en nuestros lugares. Empezaba con un saque por mi parte.

-Buen servicio -me animaron mis compañeras.

Hice girar la pelota un poco mientras calculaba la fuerza y alcance. Detuve la pelota y la lancé al aire, corrí unos pocos pasos, salté y la golpeé con fuerza. Esta fue tan rápida y con gran precisión que conseguimos un punto directo, pues las demás no pudieron verlo venir.

-¡Sí! ¡Muy bien! -exclaman mis compañeras.

Los de las gradas comienzan a festejar el primer punto del partido. Me volví a colocar. Rebote la pelota contra el suelo un par de veces y miré a la entrada. Ya no entraba nadie más... de reojo vi a los chicos quienes me animaban gritando. Escuché el silbato que me trajo de regreso y saqué nuevamente. Esta vez, las del otro equipo intentaron ir por la pelota, pero no la consiguieron y nos dio otro punto.

-¡Bien, ________-chan!

Sonreí un poco animada gracias al vitoreo y los festejos de los demás, pero la imagen de mis padres faltantes hizo que el siguiente saque fuera menos intenso y, por lo tanto, pudieron levantarla. Volví a sacar, pero consiguieron levantarla. Me adelanté.

-¡Bola libre! -avisa Chinami y la recibe.

-Buena recepción.

-¡Akane-san! -la llama Chinami para dársela.

Ella me mira de reojo cuando corrí hacia la red, salté junto a las que me bloquearon. Cambié de dirección evitando el bloqueo por un lado y con fuerza golpeé la pelota evitando a la líbero del otro equipo.

Otro punto.

-¡Bien hecho!

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