Capítulo 9

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-¿Qué queréis tomar, chicos? -preguntó el camarero de la cafetería a la que habíamos ido para celebrar mi victoria.

Aunque seguía bastante cabreado, Ruby había logrado tranquilizarme. No tenía ni idea de cómo lo había hecho, ni siquiera Becca conseguía controlar mis ataques de ira. Eso me tenía realmente fascinado. Cuando salimos del vestuario, dejé a la joven con los chicos mientras yo iba a cobrar lo que me correspondía por la pelea de esa noche. No era tanto como habría esperado ya que había tardado más de lo normal en vencer al rival y eso no era bueno para el negocio. Al volver con los demás, Luke me miró con los brazos en jarras y el ceño fruncido. Ya sabía lo que venía.

-¿Por qué no nos habías dicho nada, tío?

Miré a Ruby acusadoramente, a lo que ella se sonrojó y se escondió detrás de mi amigo. Suspiré y, tratando de no sonar borde, respondí.

-No he tenido la oportunidad de contároslo -me excusé y luego centré mi atención en la chica-, estaba demasiado ocupado lidiando con cierta acosadora.

La aludida puso los ojos en blanco ante mi comentario y murmuró un "Idiota" que todos oímos perfectamente. Sonreí y me acerqué hasta ella mientras me deleitaba con lo bien que le quedaba mi camiseta. Se había metido la parte delantera de la prenda por dentro de sus pantalones vaqueros, dejándosela suelta por atrás. Inconscientemente, eché mi brazo sobre sus hombros y comencé a caminar hacia la salida. Los demás me siguieron.

-No sabía que era un secreto -se disculpó bajito, para que nadie más lo oyera.

Bajé mi cabeza para conectar sus ojos con los míos y sonreí: -No te preocupes.

Asintió, claramente aliviada y jugueteó con sus dedos. Noté como su respiración se había acelerado y el corazón le iba a tope.

-¿Qué ocurre? -levantó la mirada de golpe, asustada, como si no se esperara que pudiera detectar su nerviosismo.

-Tengo muchas preguntas -admitió sin tapujos-, sobre el hospital, sobre ti, sobre los tatuajes...

Reí al oír lo último: -Yo también tengo muchas preguntas -respondí con una sonrisa pícara-, sobre ti, sobre tu tatuaje...

Abrió la boca con sorpresa. Parecía que me iba a preguntar cómo sabía que tenía un tatuaje, pero entonces comprendió algo y la volvió a cerrar. La miré confundido y sonrió.

-Contestaré a todas tus preguntas -eso me alegró-, si tú también respondes a las mías.

Fruncí el ceño. No me parecía un buen trato. Había cosas que no estaba dispuesto a compartir con ella. Seguía queriendo protegerla e involucrarla lo menos posible en mi vida sería una buena manera de hacerlo. Noté la decepción en sus ojos cuando leyó mi expresión y se alejó, haciendo que mi brazo, que había estado reposando sobre sus hombros, cayera como un peso muerto junto a mi cuerpo. Iba a decirle algo, pero en ese momento Brad nos interrumpió.

-¡Ey! ¿Vamos a cenar algo? -propuso rodeándonos a ambos con sus enormes brazos-. Me muero de hambre.

-¿Cuándo no te mueres tú de hambre? -replicó Jason llegando a nuestro lado.

-Touché -le concedió el aludido.

Mis ojos no se despegaban de Ruby, quien había mantenido la cabeza agachada durante todo el tiempo. Los demás también centraron su atención en ella, esperando por su respuesta. Al darse cuenta de que todos estábamos en silencio, alzó ligeramente la barbilla y se sorprendió al ver que la observábamos.

-Oh, no, yo... -era la primera vez que la veía tartamudear-. Tengo que irme ya a casa.

Ahora era mi turno de estar decepcionado. Realmente quería que viniera con nosotros. No estaba preparado para dejarla marchar, y mucho menos después de la cagada de minutos antes. No quería que se fuera con esa expresión de desilusión que seguía dibujada en su rostro.

ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora