Capítulo 18

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RUBY'S POV

Tres días. Llevaba tres putos días furiosa con Ethan. ¡El muy cabrón no se había dignado ni siquiera a llamarme para pedirme disculpas!

Cuando salí del vestuario furiosa, Luke me alcanzó y me tapó con su chaqueta, ya que había gente mirándome fijamente ante mi semi desnudez. Insistió en acompañarme hasta casa, ya que había venido con el idiota de su amigo y no tenía cómo volver. Acepté, todavía enfurruñada. Intentó explicarme no sé qué historia sobre una tradición, pero no le escuchaba. Estaba enfadada, no me gustaba que me trataran como a un objeto ni que jugaran conmigo. Y Ethan había hecho las dos cosas.

Me pasé todo el día siguiente odiando al mundo, estaba muy irascible y enseguida saltaba. En el fondo también estaba molesta conmigo misma por haber confiado en un tipo como ese y haberle permitido manipularme a sus anchas. Pero me calmé cuando logré hablar con Luke.

Me contó que hacía muchos años, cuando empezaron las peleas clandestinas en ese barrio, se hizo costumbre que los luchadores fueran acompañados de sus chicas, o como ellos las llamaban "sus trofeos". Por aquel entonces se veía a las mujeres como un objeto cuya única finalidad era la de satisfacer al hombre (estamos hablando de hace varias décadas). Todo aspirante que se preciara debía ir acompañado siempre de una chica, que debía llevar puesta una camiseta con su nombre, para que el resto supiera de quién era propiedad.

Los tiempos cambiaron y se fue dejando de lado esa mentalidad machista y neandertal a medida que la sociedad evolucionaba. Sin embargo, la costumbre de que el luchador apareciera acompañado de una joven con su nombre impreso en una camiseta se mantuvo, a pesar de que el significado no era el mismo que originariamente.

No obstante, no todos habían aceptado ese cambio de mentalidad. Había contados personajes que seguían reclamando a sus mujeres como propiedad suya, pero eso también ocurría fuera del ring. Así como había luchadores, y por muy sorprendente que parezca, algunas mujeres seguían proclamándose a sí mismas propiedad de otro. El machismo no es solo cosa de hombres, y ellas eran la prueba de ello.

En resumen, que aunque había gente (tantos chicos como chicas) que seguía creyendo que el hecho de llevar la camiseta con el nombre del luchador significaba posesión, eran muy pocos. La gran mayoría se lo tomaban como una manera de mostrar a qué luchador animaban. Y así era como lo entendía Ethan.

Me costó asimilar la nueva información que me había proporcionado Luke. Ahora que conocía la verdadera historia y lo pensaba fríamente, tampoco era para tanto. Admití que había exagerado con mi reacción, pero la sola idea de que alguien me tratara como a un objeto me enfurecía.

Entonces entendí que Matt, creo que se llamaba, el chico que me había revelado el significado de llevar la camiseta del Alfa era uno de esos que seguían creyendo que la mujer le pertenecía al hombre. Me enfadé conmigo misma por haber creído a un extraño y no haberle dado la oportunidad de explicarse a Ethan. Y entonces recordé que sí lo había hecho, recordé que me había quedado callada esperando una disculpa o una explicación por su parte que nunca llegó.

Y por eso mismo estaba enfadada ahora porque, a pesar de que ya no me molestaba lo de la camiseta, seguía esperando que intentara contactar conmigo. Y ya hacía tres días que me había marchado de aquel vestuario dando un portazo.

Me sentía dolida y, por qué no admitirlo, traicionada ante su repentino silencio. Nos habíamos unido mucho los últimos días y no entendía para nada su actitud. Y que eso me afectara tanto me molestaba, porque desde el principio sabía que tratar con él sería difícil y quería implicarme lo menos posible para no salir herida. Y ahí estaba, enfadada porque no me había llamado, como si fuera una quinceañera.

ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora