Capítulo 13

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-Felicidades, colega -me dijo Ricky mientras me entregaba el sobre con el dinero ganado.

Le agradecí con un asentimiento de cabeza y volví con el grupo, que me esperaba con los brazos abiertos para celebrar mi victoria. Uno a uno fueron abrazándome. Cuando le tocó el turno a la joven, no dudé en elevarla del suelo y dar un par de vueltas con ella. Se agarró con fuerza de mi nuca para no caerse y no paraba de reír y gritar que la bajara. Cuando al fin sus pies tocaron el suelo de nuevo, se separó ligeramente pero sin soltarme y me susurró.

-Enhorabuena, Alfa -su aliento chocó con mi mejilla y me estremecí. ¿He dicho ya que adoraba cuando me llamaba así?

-Gracias, enana -la estreché más contra mí-. Has sido una excelente paquete.

Se ruborizó y bajó la cabeza. Estaba empezando a descubrir que cuando la miraba así se sonrojaba, y eso me encantaba. Sonreí por su expresión de "Tierra, trágame" y entrelacé mis dedos con los suyos. Sin añadir nada más, caminamos hasta la moto para volver a casa.

Aparqué delante del portal del Luke, como era habitual, ya que el coche de Ruby se encontraba allí. Se despidió de los chicos, que subían a casa de mi mejor amigo, con un abrazo y se dirigió hacia mí. El resto hizo el ademán de esperarme, pero les indiqué con un movimiento de cabeza que enseguida subiría.

-¿Estás segura de que no quieres quedarte a celebrar nuestra victoria? -pregunté con sorna. Sonrió al escuchar el pronombre, pero negó.

-No puedo, mañana tengo que madrugar -se disculpó. Sus ojos me decían que en realidad estaba deseando quedarse.

En un rápido movimiento, la elevé del suelo y la senté sobre mi moto, colocándome entre sus piernas. Soltó un jadeo de sorpresa y tuve que controlarme para no abalanzarme sobre ella.

-¿Y si la celebración fuera solo conmigo? -propuse con una sonrisa pícara mientras acariciaba con mis manos la cara externa de sus muslos.

-Mmm -ronroneó pasando sus brazos por detrás de mi cuello-. Suena interesante -me siguió el juego y rozó su nariz con la mía. Eso me volvió loco-. Pero mejor si lo dejamos para otro día.

Y con una sonrisa malvada se alejó, rompiendo el contacto entre nosotros. Gruñí, necesitaba tenerla cerca, pero no podía negar que me ponía que se resistiera. Me gustaba jugar con ella, pero me gustaba más que ella también jugara conmigo.

-¿Por qué has venido hoy a comer con nosotros? -pregunté de repente, cambiando completamente de tema.

Necesitaba dejar de pensar con mi entrepierna y esa duda llevaba carcomiéndome por dentro durante toda la tarde.

-Te dije que nos volveríamos a ver pronto -me recordó ladeando ligeramente la cabeza y con una mueca divertida.

-Tenemos que ponernos de acuerdo en la definición de "pronto" -bufé, ya que a mí me había parecido una eternidad.

Soltó una sonora carcajada, echándose hacia atrás. La miré con el ceño fruncido, pero no podía aparentar seriedad, no cuando se reía de esa manera. Entonces hizo lo último que me esperaba que hiciera.

-Si vienes mañana a verme, quizás te enseñe mis tatuajes -se encargó de remarcar el plural, captando todavía más mi atención.

La miré fijamente, como si quisiera comprobar si me estaba tomando el pelo o no. ¿Ruby acababa de invitarme? Sería idiota si desaprovechara mi oportunidad de pasar tiempo con ella, y más si era a solas.

-¿Dónde y a qué hora? -soné más desesperado de lo que pretendía.

-Mi casa estará vacía desde las 8 de la mañana hasta por la tarde -me informó-, no hace falta que te diga cómo llegar, ¿verdad?

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