Capítulo 10

3.8K 197 12
                                        

"Atravesé corriendo las puertas del hospital, dirigiéndome al mostrador de urgencias. Una enfermera me miró asustada ante mi repentina aparición.

-¿Dónde está? -exigí saber al borde del llanto-. Becca Sanders, acaba de llegar en ambulancia.

La mujer seguía sin decir nada. Abría y cerraba la boca como si fuera estúpida. Golpeé el mostrador con el puño, haciendo que se sobresaltara. Iba a volver a gritarle cuando alguien me llamó.

-Ethan -Luke apareció al final del pasillo y me indicó que lo siguiera.

No me lo pensé dos veces, corrí hasta él y juntos cruzamos unas puertas donde había un cartel que decía "Prohibido el paso a toda persona ajena al personal sanitario". Buscamos desesperadamente el box donde estaban intentando salvarle la vida a Becca, hasta que dimos con él.

La imagen era aterradora. La joven se encontraba tumbada en la camilla, con la ropa echa girones y sangre cubriéndola por completo. Había media docena de personas que trabajan sobre ella: algunos le ponían un respirador, otros le colocaban una vía, una mujer le monitorizaba la frecuencia cardíaca y dos hombres intentaban contener la hemorragia de su abdomen. Solté un sollozo, lo que llamó la atención de uno de los sanitarios que la estaban atendiendo.

-¡Ey, no podéis estar aquí! -nos regañó, acercándose a nosotros.

-¡Déjalos! -ordenó rápidamente el que parecía el médico-. Te necesitamos aquí o la perderemos.

Luke me agarró del brazo al escuchar eso último. Intenté darle ánimos. No podíamos perderla, ninguno de los dos. Era una luchadora, saldría de esta. En esos momentos, la máquina que registraba los latidos de su corazón comenzó a pitar de una manera estridente.

-¡Está entrando en parada! -anunció la enfermera que se encargaba de controlar eso.

-Intentad no perderla, la hemorragia aún no está controlada -instruyó el doctor.

Pero no había terminado de decir aquella frase cuando un pitido continuo se escuchó. Sabía lo que eso significaba, lo había visto en las películas. Su corazón se había parado. Caí de rodillas, no pudiendo creer lo que estaba presenciando. Seguía sin poder apartar la vista de la escena que se estaba desarrollando ante mí. Todos los sanitarios corrían de un lado para otro mientras intentaban reanimarla, pero mucha sangre seguía saliendo de su abdomen. No podían contenerla y darle descargas eléctricas a la vez, por lo que optaron por hacer las compresiones manualmente.

Tras unos minutos que se me hicieron eternos y con el pitido continuo aun presente, el médico dio la orden de detenerse.

-No podemos hacer nada más por ella -se giró hacia el reloj que colgaba de la pared y añadió-. Hora de la muerte, 23:58."

Me desperté sobresaltado. Como era de costumbre, las pesadillas seguían estando muy presentes. Hacía más de cinco años de eso y ahí estaba yo, soñando con ese maldito momento otra vez. No podía desprenderme de mi pasado ni aunque quisiera, me atormentaba constantemente. Si no era la muerte de Becca, eran las palizas de mi madre. Había suficientes traumas en mi vida como para poder tener una noche tranquila.

Miré la hora en el despertador que tenía en la mesita de noche. Las cinco y media de la mañana, genial. Como sabía que no lograría volver a dormirme, decidí levantarme ya. Me permití darme una ducha relajante, tratando de aliviar la tensión que se había adueñado de mi cuerpo debido a la pesadilla. Cuando volví a la habitación, me vestí con una sudadera negra y unos pantalones de chándal viejos que usaba para ir por casa. Comprobé mi móvil y vi que tenía un mensaje de anoche de Luke.

ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora