-Vamos, date prisa que sino no nos dará tiempo de tenerlo todo listo para la fiesta de esta noche -me apremió Ruby terminando de vestirse.
Acababa de salir de darme una ducha y todavía tenía el cabello húmedo y una toalla envuelta en mi cintura. Sonreí al verla corriendo de un lado para otro intentando alistarse para salir a comprar todo lo que nos hacía falta. Supuse que todas las mañanas serían igual, ella yendo de un lado para otro frenéticamente y yo tomándomelo con calma mientras nos preparábamos para ir a trabajar. Eso me alegró todavía más.
-Venga, espabila que me voy sin ti -me amenazó al ver que me había quedado parado observándola embobado.
Saliendo del trance en el que me había sumido, me coloqué rápidamente unos vaqueros negros, una camiseta verde claro y mi inseparable cazadora. Me sequé el pelo con la toalla, y me lo despeiné un poco.
-Listo -dije mientras llegaba a su lado y le propinaba una suave nalgada.
-Vuelve a hacer eso y te rompo la mano -advirtió tratando de sonar seria, pero una sonrisa intentaba asomarse por la comisura de su boca.
La acorralé contra el armario de nuestra habitación y pegué mi boca a su oído. Al notar mi aliento en esa zona se paralizó y noté como su piel se erizaba. Rocé el lóbulo de su oreja con mis labios, esperando su reacción. Inclinó la cabeza hacia un lado para darme mejor acceso y esperó.
-¿No teníamos tanta prisa? -inquirí con sorna, alejándome.
Me dedicó una mirada fulminante y salió como alma que lleva el diablo de la estancia. "Qué bien me lo iba a pasar con ella, sobre todo haciéndola enfadar de esa manera" pensé antes de seguir sus pasos.
~~
-Quiero irme ya a casa -me quejé como si tuviera cinco años.
-Vamos, necesitas ropa y ya estamos aquí, aprovechemos el viaje -me animó con una sonrisa y un apretón en mi mano, que iba entrelazada con la suya.
Llevábamos tres horas comprando todo lo que habíamos apuntado en la lista la tarde anterior. Ya lo teníamos prácticamente todo, solo nos faltaba lo necesario para llenar mi mitad de armario. Pero estaba agotado, odiaba ir de compras y, aunque ella no parecía demasiado feliz tampoco, lo llevaba bastante mejor que yo. No podía entender como seguía con tanta energía y más pensando en todo lo que nos quedaba por hacer al llegar. Teníamos que colocar los nuevos artículos que acabábamos de adquirir, preparar la comida que acompañaría la velada y prepararnos para la fiesta.
Refunfuñando por lo bajo, dejé que me guiara por distintas tiendas para que escogiera la ropa. Afortunadamente, mi vestimenta no era demasiado variopinta, así que básicamente cogí vaqueros, camisetas de manga corta, alguna que otra camisa y ropa interior. Luego compramos varios pares de zapatos y otra cazadora negra, ya que la mía comenzaba a desgastarse de tanto usarla. Íbamos a por una prenda que le faltaba a la joven para completar su disfraz cuando se detuvo delante de una tienda de trajes.
-Ni hablar -me negué rápidamente-. Yo no uso esas cosas.
-Vamos -me rogó poniéndome cara de cachorrito-. Me ponen mucho los hombres en traje.
Eso último lo susurró en mi oído para que nadie que pasara por la calle lo oyera. Me quedé petrificado en el lugar, procesando las palabras de mi acompañante. Sin dudarlo ni un segundo más, me adentré en el local, llamando la atención de todos los trabajadores.
-Quiero todos los trajes que tengan -anuncié, provocando que me miraran como si fuera un bicho raro.
-Solo queremos uno -me corrigió Ruby, quien había entrado detrás de mí y negaba con la cabeza divertida mientras se disculpaba silenciosamente con el resto de personas por mi actitud.

ESTÁS LEYENDO
Shadows
Roman pour AdolescentsNo esperaba volver a preocuparme por nadie que no fuera yo mismo. Hasta que la encontré a ella.