Capítulo 14: Parte 1

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Esa noche, después de ver a la pelirroja partir de la academia, el príncipe se encerró en su habitación para observar su rostro en el espejo

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Esa noche, después de ver a la pelirroja partir de la academia, el príncipe se encerró en su habitación para observar su rostro en el espejo. No había marca de la mano que lo abofeteó, sin embargo, su piel recordaba a la perfección el golpe. Movió su cabeza a los lados una y otra vez, nada, tez bronceada y sin cicatrices en su cara. De pronto, Lúa entró por la ventana abierta de su cuarto de forma tan despreocupada, como si no hubiera desaparecido casi un día entero.

—¡Se siente bien regresar sana y salva! —Estiró sus brazos mientras levitaba en el aire.

Archibald se asombró al observar a su espíritu volver por fin, mas, también enfureció luego de un rato. Él estuvo agonizando y sufriendo del dolor en la enfermería por más de dieciséis horas a causa de las heridas de los Chaos. En todo ese tiempo no obtuvo noticia alguna de los guardianes y ocurrieron un sinfín de hechos: La madre de Amber culpó a Julie de la muerte de su hija, se enteró de la discusión de Renee con la pelirroja, a él lo señalaron como un héroe que casi entrega su vida y su aliada huyó de la academia.

¿Y Lúa? Cuando más necesitaba apoyo se esfumó de su vista, aunque, una parte de él sabía que fue por curar a Julius de la corrupción del Chaos; aun así, de forma inconsciente el príncipe descargó su ira en ella.

—¡¿Dónde estuviste todo este tiempo?! —gritó al verla, el ente se paralizó del asombro— ¡¿Sabes por lo que he pasado mientras no estabas?!

—Eh... Perdón, perdón, pero, Julius me necesitaba —Llevó su mano a su cabeza—. Lo llevé al «Mundo de los Espíritus». Ya sabes, al otro plano... El astral.

—Pudiste avisarme.

—¡Era urgente, la corrupción estaba dañando su alma! Allí hay sujetos como nosotros, algunos en vida fueron chamanes, curanderos o tuvieron una gema purificadora como el Jaspe. Solo ellos podían salvarlo.

Archibald se cruzó de brazos.

—¿Y?

—¿Y? —repitió Lúa confundida.

—¿Cómo está?

—Ah... ¡Bien! No hay cuerpo físico que curar, solo su espíritu, así que nuestra recuperación es más rápida a diferencia de ustedes.

El príncipe suspiró.

—Algo bueno sucedió al menos —Agachó su mirada al suelo—. Cuando no estabas Julie y yo...

—¡Niño! ¡¿Dónde está Julie?!

Esa última voz no fue suya, sino del guardián de la pelirroja, mismo que lo veía enfurecido y preocupado por su Mage. Claro, era de esperarse si al llegar a su habitación ve todo vacío; después de todo, la muchacha empacó sus cosas antes de partir.

Archibald se alejó unos pasos del hombre, nervioso por contarle lo ocurrido y, al mismo tiempo, sintiéndose culpable ¿Por qué?

Al ver esa expresión en el rostro del joven pensó que recibiría un golpe por parte suya, tal vez se lo merecía. Él recordó su discusión con su compañera, realmente fue muy hiriente y borde, como estuvo a punto de serlo con su guardiana hace un rato.

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