«Desde hace un tiempo me he preguntado: ¿Qué es el destino?»
Cuando Julie regresó al interior de la catedral sus piernas se encontraban carentes de fuerzas para caminar; sin embargo, ella se esforzaba por no volver a caer usando la imagen del collar, escondido bajo la camiseta de Daren, como aliento. Después de todo, el cristal resguardado por el muchacho era la única evidencia de que el príncipe seguía con vida.
«¿Cuál es el destino de Archer o el mío? ¿Qué tiene la vida preparada para ambos?»
Entonces, llegaron al salón con los adultos charlando sobre su estado y lo sucedido. En especial, les preocupaba la desaparición del hijo de la luna y que ella no despertara todavía; mas, al verla entrar por la puerta del pasillo liberaron toda su aflicción llamándola por su nombre al unisono: «¡Julie!», exclamaron, pero, ella no esbozó ninguna sonrisa y eso los volvió a preocupar. Así, la joven hizo una petición que no pensó hacer desde la traición de Angeline. Necesitaba ayuda y ellos eran los únicos capaces de otorgársela.
«Antes de agarrar ese anillo pensaba en mi vida como un objeto incompleto. Luego, conocí a Archer y todo cambió»
Al pedir auxilio soltó todas las verdades acerca de ella y el príncipe. Empezando por su fatídico encuentro con la sortija, posada en una flor sobre un riachuelo de Sunsubiro, hasta el beso transcendental en ese parque. Al narrar cada suceso revivía emociones pasadas, como intriga, osadía, tristeza, amor y en especial terror.
«Cuando veía sus ojos tenía el presentimiento de que había un misterio esperando ser desentrañado; pero, al descubrir los secretos rondando alrededor de nosotros, comencé a tener miedo»
Ahí estaba Julie, parada en el centro de un escenario ubicado en el salón donde, días atrás, el Patriarca daba sus conferencias. Ella yacía firme e inmóvil junto a los líderes, el Padre Sama'el y aquellos que la animaron a no rendirse; además, su espíritu guardián, un traidor para sus ojos, se encontraba silencioso a un lado del grupo de oyentes.
La pelirroja mantenía su mirada perdida en la nada y sus ojos incapaces de derramar una lágrima; pues de un minuto a otro, al empezar la charla sobre su historia desde que encontró ese anillo, su alma se debilitó entre los recuerdos del príncipe.
«Miedo de perder algo importante... miedo de cometer un grave error»
Su público estaba al frente de ella y al otro lado de la mesa sobre ese escenario, con sus miradas fijadas en sus expresiones cambiantes y concentrados en cada una de sus palabras.
¿Cuándo habrían imaginado que dos simples adolescentes serían secuestrados y obligados a vivir horrores por un experimento? ¿Cómo adivinarían el temor de ser perseguidos día y noche, en cualquier reino o continente, por seres crueles e inhumanos?
«Lo que no sabía era que mi más grande error sería tener miedo a enfrentarme a la realidad»
Para el Patriarca la historia de los jóvenes superó sus suposiciones pasadas; en cambio, los líderes, Julius, Lúa, Clair y Daren deseaban haberlos encontrado antes. Quizás los habrían protegido de tantas penas o guiado para defenderse por sí mismos. En especial, los espíritus se arrepentían de dejarlos ir la noche del incendio de Sunsubiro, pues, si hubiesen pensado en un plan diferente para seguirlos les hubieran evitado tantas tristezas; sin embargo, las circunstancias se dieron de manera distinta y a ellos solo les quedaba ayudar a la pelirroja a recuperar su compañero.
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Descendientes Eternos
FantasyHace mil años los descendientes del Sol y la Luna se amaron en secreto, sin imaginar la tragedia que eso traería; a pesar de todo, su romance perduró a través del tiempo en un juramento. Ahora han reencarnado, como Julie y Archer, con un solo propó...