Capítulo 26

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«La Leyenda de los Trágicos amantes»

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«La Leyenda de los Trágicos amantes»

Cuenta la leyenda que en un Saxdeia caótico, cuando la sangre y la desdicha azotaba en las almas de sus apesadumbrados habitantes, dos enemigos se enamoraron y fueron condenados a sufrir por su amor prohibido. Kira y Mah, futuros líderes de las Tribus Sol y Luna, trataron de luchar contra los prejuicios y el odio creciendo por generaciones, para hacer realidad su sueño de un romance libre; pero, el destino cruel los hizo pagar por sus pecados, pues, el futuro jefe de Luna se encontraba comprometido con una dama.

«Ama al enemigo, cuando debería amarme a mí, pues, no lo permitiré»

Aquella dulce mujer, llena de resentimiento e ira, le informó al líder de la colonia sobre la traición del sucesor.

Furia y sangre cayó sobre las tierras santas. Un padre, en su deseo de acabar con la dama que se robó el corazón de su sucesor, clavó sin querer una lanza en el pecho de su descendiente.

Mah, cegado de amor, sacrificó su vida frente a sus ojos para protegerla; mas, para ella, una vida sin su hombre era un castigo atroz. Mientras él soltaba su último aliento, el otro adulto mostró una nueva lanza y la arrojó hacia ella; así, el manto de los dioses arrulló a la pareja en un sueño eterno, donde el tormento de un amor prohibido no sería un precio a pagar cada día.

«Si tan solo tuviera otra oportunidad, cambiaría el mundo para ambos», de ese deseo nacieron dos nuevas vidas. Solandis, heredera de la corona del Imperio Sol, y, Nathaniel, futuro gobernante de Luna, quienes cargaron con las almas de los desdichados amantes. Su destino fue soportar el peso de dos naciones que anhelaban continuar con una guerra interminable; pero, los más cercanos conocían su rechazo a derramar sangre inocente en el campo de batalla. Incluso con la rivalidad latente, fueron incapaces de odiar al enemigo y aquel obstáculo creció un tres de marzo, cuando los trágicos amantes se volvieron a conocer.

«El invierno y la primavera se mezclaban en el Bosque de las Estaciones, lugar donde mi alma se reencontró con la suya y en mi pecho sentí como si aquel día sería el más importante de todos», aclamó la damisela, inerte y sentada sobre el verde pasto, mientras su mirada yacía fija en los bellos ojos azules de un hombre.

El príncipe se enfrentó a un Chaos para salvar a una mujer, sin darse cuenta de que era su más grande enemiga. Tal hazaña fue suficiente para despertar la curiosidad de la damisela: «¿Por qué no atravesó su espada en mi cuerpo? Mi existencia, para él, debería ser comparable al del monstruo que me atacó; mas, en sus luceros solo vi bondad y tristeza»

De esa manera sus caminos se cruzaron, ella no podía evitar buscar a su héroe y desear conocerlo más, a pesar de tratarse de su rival en la guerra.

Así, tras un largo de tiempo de reencuentros inesperados y algunos intencionales, el Hijo de la Luna quedó cautivado por la pasión y osadía de la Heredera de Sol; mientras el corazón de la mujer grabó el nombre de su querido príncipe. Al mismo tiempo, el miedo de ser descubiertos y sufrir un castigo por su amor prohibido se volvió un obstáculo.

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