La niña cayó al suelo tras retirarse la hoz de su tórax y los presentes, tan petrificados del horror, quizás estaban observando los últimos segundos de su corta existencia. El ambiente se sumergió en un aura pesada y asfixiante; mas, no había gas o ausencia de oxígeno, solo el miedo acumulándose con cada minuto pasando.
El Chaos, hambriento del poder emanado desde el anillo de su víctima, soltó una risa ahogada y baja como si le hiciera falta cuerdas vocales. Ahí los adolescentes comprendieron el porqué de su nombre. Esos jadeos, igual a susurros, erizaban la piel de sus víctimas; tan tétricos y casi imperceptibles, pero, lo suficientemente sonoros para anunciar su cercanía a sus presas.
La bestia dio un paso hacia Julie, ella alzó la vista del cuerpo de Amber hacia su posible asesino.
Segundo paso, Archer se encontraba inmóvil y sin poder procesar lo ocurrido.
Tercer paso, la pelirroja clavó su mirada en aquel rostro carente de ojos y de boca gigante.
¿Sería así su fin? ¿Tan pronto? ¿Sin conseguir las respuestas a sus cientos de dudas?
El Susurrador alzó su garra, la muchacha no tenía fuerzas para huir. De pronto, antes de recibir el impacto, un cuerpo carmesí y de cuatro patas empujó a la criatura hacia un lado.
Julius volvió a convertirse en un león y aprovechó su forma física para herir al monstruo con sus filosos colmillos. El animal mordió con fuerza el torso de la bestia, después, el ente regresó a su forma espiritual para lanzar un ataque mágico hacia el pecho del Chaos.
Lo logró, la bola de fuego transparente impactó en el alma corrupta del Susurrador; sumándole a eso estaba el daño por su mordisco, dos heridas tanto en la parte física como espiritual de la criatura.
Bajo las manos del guardián se creó un polvo negruzco esparciéndose por el aire, señal suficiente para dejarse caer en el suelo totalmente rendido.
«¡Julius!», gritó la pelirroja saliendo de su trance. Ella se arrastró con rapidez hacia el cuerpo astral de su compañero; también siendo perseguida por el príncipe, con Colin entre sus brazos cual muñeco de trapo.
El corazón de ambos adolescentes latía con fuerza, además, el niño no paraba de susurrar el nombre de su hermana con lágrimas resbalándose por sus mejillas. Estaba en shock.
Archibald no halló las palabras adecuadas para ese momento, su única idea fue posar una mano en el hombro de Julie y mantener su otro brazo rodeando al menor. Hizo un enorme esfuerzo por contener el llanto; aun así, se rindió al ver a su compañera romperse en mil pedazos a su lado.
Una inocente niña había perdido la vida frente de ellos, quienes tenían el deber de proteger a todos por el poder de sus anillos. En otras palabras, fracasaron en su misión de salvar a los pequeños, ¿Cómo podían superar eso?
Para empeorar la situación, la traslúcida anatomía de Julius empezó a oscurecerse, ¿El Susurrador tuvo algo que ver? ¿Su ataque le afectó mucho o fue el impacto de hace un rato?
«Julie, escúchame, debemos irnos», rogó Archibald con su voz temblorosa, tanto como las manos de Julie deseando tocar el cuerpo etéreo de su guardián.
Debían correr en dirección a los edificios principales y pedir auxilio, tenían eso bien claro; sin embargo, los sucesos pasaban tan rápido frente a sus ojos, igual a una pesadilla de la cual no podían escapar. Pasaron pocos segundos tras la muerte de Amber, derrota del Chaos y el colapso del espíritu. Sus anillos se estaban enfriando, a tal punto que les quemaba la piel. Los zafiros e iris de luna de los adolescentes pasaban del ente a la fallecida muchacha. Esos ojos sin vida abiertos y el líquido carmesí alrededor suyo creaban una imagen terrorífica y traumática.

ESTÁS LEYENDO
Descendientes Eternos
FantasyHace mil años los descendientes del Sol y la Luna se amaron en secreto, sin imaginar la tragedia que eso traería; a pesar de todo, su romance perduró a través del tiempo en un juramento. Ahora han reencarnado, como Julie y Archer, con un solo propó...