Capítulo 19: Parte 2

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—¿Qué? —preguntó consternado— ¿Qué le sucede?

—Desconozco la situación, joven Alexander.

—Entonces, ¿Me dice que hay algo raro, pero, no sabe qué?

—Señor —Intentaba calmarlo bajando más su voz hasta casi ser un susurro—, la Madre y la señorita Chryseis permanecieron a solas en la habitación, así que, son las únicas que podrán informarle al respecto.

«A solas. Claro, ¡Faltaba más para arruinar este día perfecto!», suspiró de forma profunda y luego le dedicó una mirada serena a la dama; después de todo, se mantendría recto y fingiendo estar tranquilo como siempre.

—Gracias por llamarme, iré enseguida —contestó tras detenerse y verla a los ojos—. Guíeme, por favor.

La dama asintió con la cabeza y dio la media vuelta, Archer la siguió detrás suyo hasta la salida del cuarto y después juntos recorrieron los pasillos de la catedral.

En el segundo piso, a diferencia del primero, todo se veía como un castillo. Era un hogar para las sacerdotisas, el Patriarca, la Madre Mística y los niños huérfanos que recibieron asilo. Tanto el suelo como las paredes eran blancas, a excepción de las puertas, ciertos bordes de las entradas y ventanas, y, algunas figuras de luna y agua plasmadas en ciertos muros. También, estaban colgados unos cuadros de sujetos importantes en la historia de la nación, incluyendo sus fundadores: los primeros emperadores.

Varias veces en su castillo recibió tutorías del pasado de Eclipse. Al inicio de la guerra entre los Imperios Sol y Luna la Unión era solo un deseo ambicioso, sin embargo, dos jóvenes sobrevivientes de la catástrofe de Ionix hicieron real ese sueño. Cuando escuchaba sobre esos sucesos sentía tristeza y un poco de felicidad, ahora entendía el porqué, pues, en su anterior vida formó parte de esos hechos; además, conforme pasaba el tiempo e iba procesando la idea de ser un Descendiente Eterno se preguntaba sobre su pasado.

¿Quién fue? ¿De qué reino era? ¿Cómo conoció a la anterior vida de Julie? ¿Por qué tenían que ver con la caída de Ionix?

Tantas interrogantes y ninguna respuesta.

Él y la sacerdotisa bajaron unas escalinatas hasta la planta baja y cruzaron un pequeño corredor hasta pararse frente a una puerta, al cruzarla llegarían a la sala principal de la catedral. Allí el Patriarca Sama'el daba sus sesiones al pueblo sobre la Religión Luna. La mujer le pidió esperar un momento para encontrarse ella misma con el Padre y la Madre Mística e informar su llegada.

Archer, al quedarse solo cerca de la entrada, empezó a ponerse nervioso.

¿Qué haría si descubrieron algo peligroso en Julie o si sus secretos fueron revelados? Ayer, en la madrugada, su compañera parecía tan normal y sana, no podía adivinar cuál sería el inconveniente por el que lo llamaron.

—Joven Alexander —la dama salió de vuelta al pasillo y se dirigió hacia él—, pase, por favor.

La señorita se posó a un lado y le permitió entrar. Se encontró con dos pilares con antorchas vacías, a excepción de cristales aquamarina sobre ellos, y, una larga alfombra cubriendo todo el pequeño escenario para que el Patriarca diera sus conferencias sobre este. Frente a un podio se encontraban los dos adultos, ambos giraron su vista hacia él y le dedicaron una mirada serena; aquello fue suficiente para calmar su ansiedad y nerviosismo.

Archibald bajó unas escaleras cerca de la puerta de donde entró y se paró frente a ellos, luego hizo una reverencia para mantener su cabeza agachada y su vista hacia el suelo.

—Padre Sama'el, Madre Mística, ¿Me llamaron?

—Alza tu mirada, hijo —contestó el hombre, Archer hizo caso y se enderezó—. Hay algo sobre Julie que necesitamos saber.

Descendientes EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora