Las alertas se me disparan de nuevo me encuentro en terreno sensible. Yo y mi curiosidad.
Nota mental: dejar de preguntar sobre la vida de los demás.
La incomodidad y el remordimiento se apoderan de mí, no tengo idea de que responder.
Siempre he pensado que decir el triste y vacío "lo siento" o "lo lamento" es la peor forma dar una condolencia, lo irónico es que son las únicas palabras que se ocurren decir. Pero esta vez decido permanecer en silencio.
—¿Puedes hacerme un favor? —murmura el chico a mi lado.
Lo miro y asiento.
—No menciones lo de esta noche frente a Patrick.
—No quieres que le recrimine que se haya puesto ebrio cuando tiene a dos menores de edad bajo su cuidado.
Me da una sonrisa de boca cerrada y habla:
—Exactamente, Eloise. —responde asintiendo.
Es mi turno darle un trago a mi jugo de naranja.
—Sabes que se puso así por nuestra culpa—me recrimina.
—¿Nuestra culpa? ¿Mi culpa? —contrataco.
—Tú padre hizo lo de la noche de chicas porque quería verte feliz.
—Pues no debió hacerlo, pudo consultarme, pero como siempre mi opinión no cuenta.
—No te molestas en entablar una conversación con él. ¿Cómo quieres que lo sepa?
—No se molestó en llamarme todos estos años, en lugar de eso me buscó un remplazo. —Suelto sin darme cuenta.
Un silencio desagradable se apodera del lugar ante mi declaración.
—¿Piensas que soy tu remplazo? —inquiere puedo notar la indignación en su tono de voz.
—Solo olvida lo que dije. — Zanjo finamente y me levanto—cuando me molesto digo tonterías.
—Espera. —llama Caden.
Me detengo, giro y lo observo expectante.
—¿Lo harás? ¿Lo que te pedí?
Puedo ver la súplica en su mirada.
—Lo consideraré. —Termino diciendo y me voy a mi habitación.
A la mañana siguiente, cuando bajo a desayunar, no encuentro a nadie en la mesa. Es temprano y como esperaba Patrick debe estar sufriendo los efectos secundarios del alcohol por otra parte creo que Caden y yo no quedamos en buenos términos anoche.
En esta grande y solitaria mesa me dispongo a disfrutar mi desayuno. El sonido de una silla arrastrándose atrae mi atención , levanto la mirada y me encuentro a Caden. No le tomo importancia y continúo con mi desayuno.
Escucho como la chica del servicio le pregunta si va desayunar, no escucho respuesta de su parte, pero deduzco que le respondió que sí porque al rato aparece ella y otra chica con su desayuno.
—Te gusta madrugar los sábados—manifiesta el chico frente a mí.
Lo miro algo sorprendida creí que estaría molesto conmigo.
—Luego de cierta hora no puedo dormir—contesto.
—¿Pesadillas que te atormentan? —sugiere.
Sí.
—Simplemente costumbre. —digo con simpleza.
Caden va a decir algo, pero Patrick apareces. Su presencia realmente me deja sorprendida; pensé que estaría con resaca, sin embargo, se ve completamente fresco como si no se hubiera emborrachado la noche anterior.

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Un mapa hacia ti-EN EDICIÓN.
RomancePrivilegio, sí, nací con ellos, una de las pocas afortunadas. No es que sea una molestia comprar lo último de la moda, ir a restaurantes caros, o acceder a la tecnología del momento sin siquiera detenerse a observar cuánto ha perdido mi cuenta banca...