Eloise Pearson
El desayuno ha estado silencioso, solo estamos Asher y yo, pero por algún extraño motivo mi mejor amigo quien está a mi lado no ha dicho ninguna palabra.
—Asher ¿Estás bien?—lo llamo porque he podido notar que esta sumergido en sus pensamientos.
Levanta su mirada la cual se ve apagada y niega con la cabeza.
—Te escuché anoche—declara y arrugo mis cejas en señal de confusión.
El chico de agradables ojos azules lo nota y continua hablando.
—Me fui de tu habitación luego que te quedaste dormida, pero regresé porque estaba preocupado por ti, no sueles dormir temprano. Y te escuché.
—Podrías ser más claro.—le pido porque realmente no entiendo a que se refiere.
—Estabas llorando—señaló y arrugue aún más el ceño—Repetías lo mismo que cuando...—se veía indeciso en contestar— que cuando eras niña.
—¿Qué estaba diciendo Asher? —pregunté desconcertada.
—¿No lo recuerdas?—inquirió pensativo y tomó una larga respiración—Si no lo recuerdas es mejor así.
—Asher—lo llamé con seriedad —¿Qué estaba diciendo?—demandé.
—No, es mejor así—Zanjó.
—Asher —lo reté con la mirada, sé lo que intenta hacer.
—Eloise—Sostuvo su mirada.
Tomé una larga respiración y continué hablando:
—No puedes—Manifesté con pesar—No puedes protegerme todo el tiempo.
Asher desvió su mirada azulada hacia un lado.
—Si puedo.—zanjó nuevamente.
—No, no puedes—recalqué.—No puedes hacer esto, quiero saber, ¡Quiero saber por que rayos tengo pesadillas que no puedo recordar! ¡Quiero saber por qué cambié! ¡Quiero saber por qué demonios no puedo tocar un maldito piano sin sentirme mal! ¡Quiero saber Asher!
Exploté.
No debí hacerlo con mi mejor amigo, pero lo hice.
Asher aún no me miraba, pero sus ojos se habían llenado de lagrimas. Y volvió a negar con la cabeza.
—No—Volvió a zanjar escuché su voz afectada y su mirada volvió a mí, me sentí mal de ser la persona que le había quitado ese característico brillo divertido en sus ojos.
—¿Por qué?—le pregunté en un hilo de voz.
—No lo soporto—confesó—Verte mal... y no poder hacer nada al respecto.—su voz se quebró al final.
—Asher...—Tomé su mano y lo obligué a mirarme.—Nada de lo que me ha sucedido es tu culpa.
—Pero no estuve ahí—contradijo.
—Si lo h..
—¡No!—me interrumpió—El día del concierto no estaba, cuando te encerraban en tu habitación tampoco estaba contigo, en muchos de tus ataques de pánico tampoco estuve...
—Asher...
—Cuando enfermaste...
—¡NO!—lo detuve—¡Gracias a ti estoy viva!
Vi como una lágrima baja por su mejilla.
—¡Demonios Eloise!—Soltó frustrado—Eloise, si yo hubiese...
ESTÁS LEYENDO
Un mapa hacia ti-EN EDICIÓN.
RomancePrivilegio, sí, nací con ellos, una de las pocas afortunadas. No es que sea una molestia comprar lo último de la moda, ir a restaurantes caros, o acceder a la tecnología del momento sin siquiera detenerse a observar cuánto ha perdido mi cuenta banca...