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Caden Ferrati

¿Crees en los designios de la vida?, una parte mí quiere hacerlo, pero la otra me dice que es una tontería.

Sin embargo, Eloise está conmigo.

Ella no me reconoce, pero la recuerdo a la perfección.

Recuerdo a esa niña curiosa de ojos verdes esmeralda que interrumpía constantemente mis ensayos, no ha cambiado en lo absoluto.

Sonrío disimuladamente ante el recuerdo.

Nunca creí volver a encontrarme con ella, pero está aquí, a mi lado. Tomando chocolate en silencio luego de haberme confesado uno de sus miedos.

¿Será un designio de la vida?

Quisiera decir que verla solo me trae gratos recuerdos, sin embargo, no es así. Encontrarme con ella es remover mi pasado, ese pasado doloroso que aún no logro superar.

Mejor dicho, verla es recordar el día el que murió mi madre.

—Mañana...—Ella rompe el silencio, parece meditar en algo y luego continúa—tenemos que ir a clase temprano.

Está incomoda, lo puedo notar porque me evita la mirada y muerde su labio superior pareciera que se arrepintiera de su confesión.

—Tenemos que ir a dormir entonces, Eloise—susurro.

—Sí—susurra mirándome fijamente.

Asiento, pero no nos quitamos la mirada de encima.

Entre sus curiosos ojos esmeraldas me quedó perdido hasta que ella abre sus ojos como si estuviera sorprendida, sacándonos del trance.

—Iré a dormir entonces— dice de manera acelerada y se levanta.

Creo que acabo de romper su faceta de no me importa nada.

La observo irse, pero repentinamente se detiene y se gira.

—Fue lindo hablar. —Expresa sonriendo genuinamente— Buenas noches, Caden.

Es lo último que dice antes de irse.

En soledad me quedo en la silenciosa cocina mirando los rastros del camino por donde Eloise acaba de irse.

Tomo lo que resta del chocolate y subo a mi habitación.

Al llegar a ella no puedo evitar sentirme vacío, suspiro ante ese sentimiento. Coloco el violín en el escritorio y me acuesto en la cama.

Poco a poco me voy quedando dormido.

Entradas agotadas.

Alena Ferrati.

Teatro nacional

Último concierto.

Termino de tocar el violín, estoy en el escenario. Una niña de ojos verde esmeralda está frente a mí, me observa curiosa, hace que me sienta incómodo.

—Ramé—susurra como si por fin hubiese descubierto lo que tanto buscaba.

—¿Qué? —pregunto al instante desconcertado.

—Caótico y hermoso. —susurra.

Arrugo mis cejas en señal de confusión.

—¿Quién eres? —pregunto desconcertado.

—Eloise Pearson—me dice sonriendo inocentemente al tiempo que me extiende la mano.

De un momento a otro ya no estoy en el escenario con Eloise, sino que todo a mi alrededor se torna oscuro a excepción de una pequeña luz que sale de una puerta entre abierta.

Un mapa hacia ti-EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora