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Asher Woods

¡Utiliza tus brazos!

¡Colócate  firme!

¡Usa tus piernas!

Las órdenes del entrenador resuenan por todo el salón de entrenamiento. Estoy combatiendo con un chico menor que yo. Aunque en técnica somos similares  mis medallas me hacen superior a él. 

Superior, sueno muy engreído ¿Verdad?. Es lo que me han enseñado a ser mejor que los demás. No puedo fallar.

Quisiera decir que no me lo tomo enserio, pero es tarde mi cerebro ya fue ametrallado con tanto perfeccionismo que me es imposible no serlo.

Pero hay alguien con quien no debo ser perfecto, mi mejor amiga, Eloise Pearson.

Su madre la obliga a ser perfecta, mis padres hacen lo mismo.

Traje, actitud, sonrisa. No basta solo con eso en todo lo que hagamos tenemos que ser perfectos.

Solo con nosotros mismos podemos ser quien realmente somos.

 Reímos juntos, sufrimos juntos.

—¡Woods concéntrate!—me grita el entrenador cuando el chico casi me derriba.

Concentración es lo que menos tengo en estos momentos. Mi mente solo es capaz de viajar a la mirada triste de Eloise  de esta mañana.

He visto sufrir demasiadas veces a Eloise, entre tantas demandas agobiantes por parte de nuestros padres Eloise parecía ser quien más las soportaba, hasta que llegó esa maldita fecha.

3 de julio.

Eloise nunca volvió a ser la misma.

Ansiedad, castigos, depresión inclusive casi muere a causa de tanta perfección.

Jamás rompíamos el esquema de hijos perfectos, si algo malo sucedía era solo a puertas cerradas. Si se escucha algún rumor de una vez debe ser silenciado.

Eloise no aguantaría más, yo no podía verla seguir viéndola sufrir. Aún recuerdo la última noche en la cabaña alejada a la cual su madre la mandó a sanar. Me dijo entre llantos:

—Asher, ya no lo soporto.

Yo tampoco lo soportaba, verla así, no quería decir lo que dije, pero lo hice.

—Huye Eloise—le pedí—es el único modo.

Me alejé de su lado y salí de la cabaña por aire. Sabía lo que había hecho, le había dado el pase para que se fuera. Ella tenía donde huir, su padre. Mi parte egoísta quería que se quedara. Racionalmente era lo mejor que pude haber hecho. 

Eloise quería escapar de toda la mierda de vida que había tenido, pero yo la detenía, no quería dejarme solo y aunque sé que ella piensa que solo es una piedra en mi camino, ella no sabe que lo único que ha hecho es más soportable mi vida.

—¡Alto!—grita el entrenador.

Mi contrincante y yo nos detenemos desconcertados. El entrenador nunca nos detiene hasta que uno de los dos sea derribado.

—Bien hecho Richard —le dice a mi contrincante lo que me sorprende —retírate.— pide .

El chico hace una reverencia y se va, dejándome solo con el entrenador que tiene cara de pocos amigos.

—¡Explícame que fue eso Woods! ¡Acaso olvidaste como moverte!—reprende con un tono alto.

—Lo lamento entrenador—le digo sin observarlo.

Un mapa hacia ti-EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora