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Eloise Pearson

¿Por qué no puede detenerse?

La opresión en mi pecho no se detiene y siento como  las lágrimas fuerzan su salida. Duele tanto física como emocionalmente. Los recuerdos no dejan de  martillar  mi cabeza como una película, una terrible película.

He despertado, está apunto de amanecer lo deduzco porque el sol comienza a asomarse, esperaba encontrar a Asher a mi lado, pero no está en su lugar esta mi padre  que se quedó dormido. 

Y muerdo mis labios con fuerza para que un sollozo no salga al ver a Patrick, no puedo evitar sentirme mal por él, está claro que la discusión que Alena y mi madre estaban teniendo era por mi padre. No sé que rayos sucedió entre ellos, aunque tengo una idea, lo único que sé es que durante esa semana su rostro se iluminaba de manera diferente.

Mi padre sonriendo, Alena sonriendo, Alena muriendo...

Una sensación de ahogo me invade, tengo  sed, tengo mucha sed. Miro a mi alrededor en busca de agua sin embargo no veo nada  cerca. 

Me levanto, un corrientazo helado me recorre el cuerpo al pisar descalza el piso. 

Mi cuerpo pesa, y los recuerdos no dejan de atormentar mi mente.
Intento aguantar  las lágrimas, debo  reprimirlo, no estoy  preparada para decirlo en voz alta.

Mi garganta  arde.

Una lección  de poder Eloise.

No puedes decir  nada.

Necesito salir de aquí.

Agua quiero agua. 

La pesadez en mi cuerpo amenaza con tumbarme pero busco la manera de mantenerme pie necesito buscar  agua, abro la puerta encontrándome con los de seguridad. 

—Señorita Eloise—escucho que me llama la chica, pero sigo mi camino.

Camino desesperadamente.

Solo quiero agua, solo quiero agua...

Mi garganta esta seca, mi garganta está seca...

—¡Eloise!—me vuelven a llamar, giro lentamente para ver de quien se trata, y me encuentro con aquel rubio que conocí el primer día de clase.

Primer día de clases, último concierto de Alena........muerte de Alena.

Me comienzo a desesperar cuando mi respiración comienza a fallar. Me recargo de la pared para no caerme.

—¡Eloise!—escucho a Dylan gritar y lo veo correr hacia mi, los seguridad hacen lo mismo.

—Hey, Hey—siento como me sujeta el rostro.

 —Tengo sed—le digo a duras penas.

—¡Eloise!—escuchó la voz de mi padre llamarme.—¡Un médico!

Dylan se separa de mi  y no sé que demonios hace, pero en el siguiente parpadeo, ya me está ofreciendo una botella de agua. 

—¡Toma Eloise!—escucho a Dylan decir con desesperación. Hago el intento de tomarla, sin embargo Dylan ya me la ha colocado cerca de la boca.

Comienzo a ingerir el líquido, en cada trago me voy sintiendo más aliviada a la vez que siento como mi mente se va aclarando.

Tomo  botella con mi mano, la presiono con todas mis fuerzas y la  termino.

El aire vuelve a entrar en mis pulmones  y con la mente más clara caigo en cuenta que  estoy en el piso, Dylan esta frente a mi. Y Patrick aparece con el médico.

Un mapa hacia ti-EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora