× Grietas ×
— ¡¿Pero qué te pasó, Palette?!
Nightmare veía con total indignación y asombro el rostro agrietado de su sobrino y sus ropas rasgadas.
— No fue nada, tío Nightmare, solo... Una pequeña confrontación. — decía caminando a su habitación.
— ¿Con quién si se puede saber?
— ... Con la pareja de mi padre.
— ¿Cross?
— Ugh... No. De mi padre padre.
— ... Vaya... Al parecer la dirección sirvió de algo, vamos con la hermana Jimena a que te cure — se puso al lado del menor y lo guío por los pasillos del convento, si Palette iba otra vez a la casa de esos desgraciados lo iba a acompañar.
. . .
— Mañana iremos a hablar con Palette, y pasado mañana iremos a hacer una cuantas compras, ¿no es así, Gothy? — decía Cray sacando unas especias de la alacena.
— Así es, amor — el menor estaba moviendo un cucharón de madera en una olla llena de caldo de gallina.
— ¡Y dentro de unas semanas nos vamos a casar! — puso las especias a un lado y abrazó a su pareja de la cintura.
— Jeje... — miró hacia otro lado — Claro que si...
— ¿Y qué tal está quedando? — tomó el cucharón y probó un poco del caldo — ¡Está delicioso!
— Bueno, iré a vestirme, por mientras tú cuida que no se pase de más el caldo y... Y ya.
— ¡Por su puesto, Gothy!
El aludido salió de la cocina y se quitó el mandil para dejarlo encima del espaldar del sofá e irse a su habitación.
Se sentó en la cama y soltó un suspiro, Palette no había ido a verlo estos últimos días, el hecho de que posiblemente su padre haya muerto no le importaba mucho, pero estaba dispuesto a darle su apoyo a su amante.
Se puso de pie y se acercó a su armario, sacando su ropa de dormir, viendo refundida la pijama que uso en su primer encuentro amoroso con Palette, la había refundido entre sus ropas para que Cray no la encontrara.
— Espero que esté bien...
Escuchó como la puerta se abría.
— Gothy, ya está el caldo.
— Ya bajo, un momento.
— ... ¿Quién te preocupa?
— ... — su mente se quedó en blanco por unos segundos — Mi padre, hace ya tiempo que no lo veo.
— Oh, si deseas iremos a visitarlo después de casarnos, aunque él va a venir a la boda.
— Si, lo sé solo que por su edad espero que no tenga dificultades en nada.
— No lo creo, él es un señor muy fuerte — se acercó al menor — ¿Acaso no recuerdas el día en el que casi me parte el cráneo cuando nos vio besándonos? — detuvo su habla y recordó mejor — Alto... Ese era el señor Geno, jeje.
— Je, mi madre siempre fue más sobreprotector que mi padre.
— Bueno, tienes razón, ya apúrate que el caldo de va a enfriar.
El mayor salió de la habitación dejando al menor solo de nuevo, está vez se cambió ya sin interrupciones y bajo a cenar junto a su pareja.
. . .
Palette estaba acostado en su cama, viendo la caja en donde reposaban la restos de su madre, tenía tantas preguntas y poco a poco encontraba respuestas, muy dolorosas e injustas respuestas.
La puerta y de su cuarto fue abierta y entró Frisk, con mucha cautela.
— ¿Frisk? ¿Qué sucede? — se sentó.
— Más bien a ti qué te sucedió, estás todo roto.
— Ugh... Nunca pensé que me agarría a golpes con una señora, y ni mucho menos con la pareja de mi padre.
— ¡¿Qué?! ¿Tan así? ¿Cómo que la pareja de tu padre? ¡Explícame!
— Jeje — se arrinconó a la pared y palmeo las orillas de la cama — Siéntate que tengo mucho que contarte.