× Víctima ×
Palette estaba caminando hacía el convento después de conversar con Cross, fue una plática amena, le gustó saber más de la relación que llevó este con su madre, le gustaba las anécdotas de cuando cenaban a la luz de la Luna.
Estaba por una florería cuando escuchó que alguien lo llamaba por detrás, por lo que giró a ver quién era.
— ¡¿Cray?!
— ¡H-hola, amiguito! — estaba recuperando el aliento apoyado de las vallas del lado de la florería.
— ¿Por qué me sigues?
— ¡Oh! Te ví y dije "¿Por qué no invitarlo a almorzar?" ¡Vamos! Creo que Gothy iba hacer estofado.
— Eh... Bueno... Ya que... — tal vez sería una buena idea.
Tal vez.
. . .
Estuvieron conversando durante el camino, Palette siempre terminaba los temas de conversación con respuestas sencillas y secas, por lo que Cray se las ingeniaba.
Al ya estar cerca a la casa, Cray vió que la puerta estaba abierta.
— ¿Qué?...
— ¿Me parece o la puerta está abierta?
— ... ¡Gothy! — Cray empezó a correr hacía la casa — ¡Están robando!
Ante esa posibilidad ambos empezaron a correr hacia la casa.
Al llegar sus rostros fueron inexplicables.
Goth tenía su ropa rasgada, estaba con la espalda en el piso mientras jalaba del cabello de Frisk que estaba encima de él, jalando la capucha de su chaqueta y rasgandola. La menor no podía separarse ya que Goth la tenía atrapada con sus piernas.
— ¡¿Frisk?! ¡¿Goth?! — gritaron al unísono los que estaban en la entrada para después correr y separar a ambos.
— ¡¿Pero qué está pasando aquí?! — preguntó Palette sosteniendo a la menor.
— ¡¿Gothy, estás bien?! — decía Cray sentando al aludido en el sillón y acomodándole su ropa.
Frisk de estaba aguantando bastantes insultos en ese momento, sabía que si revelaba algo no solo perjudicaría a Goth.
— ¡¿Me puedes explicar que haces aquí?! — dijo el cura apoyando a Frisk en la pared.
— ... — se quedó callada.
Goth sabía que no iba a decir nada, por lo que empezó a hablar.
— ¡Esa loca vino a mi casa de la nada! ¡Y mira cómo me dejó! — dijo tomando su chaqueta mostrando los agujeros que se formaron.
— ¡¿Por qué le estabas jalando el cabello?! — preguntó el mayor.
— ¡Tenía que defenderme! ¡No iba a dejar que una mocosa me hiciera eso y que no mereciera un castigo!
Al paso de los minutos el ambiente se calmó buen poco, y por su silencio, Frisk quedó como la culpable y Goth como la víctima.