× Momentos ×
Palette salió temprano esa mañana, su tío sería el que diera la Misa y el señor Cross se ofreció a cuidar a su padre.
El menor caminó por las calles viendo como las personas abrían sus negocios, el olor del pan recién sacado del horno inundaba todos los lugares.
Palette decidió que compraría una bolsa de pan camino de regreso al convento.
Siguió caminando unas cuantas cuadras más, recibía algunos saludos de las personas que lo reconocían, era algo agradable.
Se detuvo frente a una casa que tenía un pequeño jardín cercado con vallas blancas, hace tiempo que no iba ahí y ninguna persona lo compró en todo ese tiempo.
Sacó una llave de sus bolsillos y la puso en la cerradura de la puerta para después girarla y abrirla, el lugar estaba tal cual lo recordaba, solo que con algunas cajas en el piso.
Fue a la habitación que antes era suya, solo estaba la cama y el escritorio, se sentó en la cama y vió alrededor.
Varios recuerdos inundaron su cabeza, tantos malos como buenos.
Se acercó a su escritorio y abrió el cajón que este tenía, había un lápiz, un borrador desgastado, también había una hoja de papel, en este estaba plasmado un dibujo que hizo y que escondió de su padre por tantos años, tratando de olvidarlo lo dejó ahí.
Sacó el papel con delicadeza y lo volteó para ver el dibujo.
Eran su padre, Goth y él conviviendo en paz, uno de sus mayores deseos que ahora estaba lejos de cumplirse, por no decir que sería imposible.
Era un buen dibujo, a esa edad en verdad le fascinaba el tema del arte, pero se le dificultó seguir ese camino y a su padre el apoyarlo por tener que estar en asuntos religiosos.
¿Hace cuantos años no dibujaba?
Se sentó en la silla frente al escritorio y volteó la hoja de papel, tomó el lápiz con firmeza y empezó a hacer lo primero que en su mente apareciera.
. . .
Goth aún dormía con placidez, ayer no se había acostado con Cray, ya estaban volviendo a su relación de siempre, lejos del sexo.
Estaba tan tranquilo y tan somnoliento cuando sintió como alguien se posaba encima suyo y empezaba a repartir mimos por su rostro.
Soltó unas risas pequeñas, y la realidad se mezcló con su sueño.
— Jeje... P... — abrió sus cuencas dándose cuenta de que el esqueleto que estaba encima suyo no era el que iba a mencionar — Pray... ¿Qué quieres?... — en su mente estaba repitiendo una y otra vez "actúa, actúa, actúa".
— ¿Pray? — lo observó con curiosidad.
— ¿Pray? ¿Quién es Pray? — dijo estirándose.
— Tú lo acabas de decir, Gothy.
— Ay, estaba somnoliento, es más fácil mencionar la "p" que la "c"... Además, ¿qué haces despierto tan temprano?
— ¡Al que madruga, Dios lo ayuda, Gothy! — el mayor se puso de pie y se dirigió a la puerta de la habitación.
— ¿Desde cuándo eres creyente? Jeje...
— ¡Desde no sé! — salió de la habitación con dirección a la cocina.
El menor se puso de pie y entró al baño, ahí liberó sus nervios con un grito ahogado por morder la toalla que colgaba de la pared.
Su cuerpo temblaba por los nervios, debía de darse una ducha para relajarse.