× Conversación ×
Palette hubiera preferido no ir, o tal vez si, ni él sabe ya lo que quiere, lo único que sabe, es que Goth puede hacer un gran giro argumental en toda su vida y mandar todos sus esfuerzos por un caño, algo que NADIE quiere que pase.
. . .
Su vista estaba dando un viaje interminable por las mesas, la mesa que estaba ocupando con Goth y por último, en Goth, exactamente, en su cadera.
No porque quisiera verlo, fue porque Goth, que estaba sentado al lado derecho del cura alrededor de la circular mesa, se acomodó en su asiento causando un leve ruido, y, cuando escuchamos un sonido cualquiera y no sabemos en qué fijar nuestra atención, la fijamos en el lugar de donde provinio ese sonido, ¿no es así?
Palette sin darse cuenta, clavó su mirada en Goth, era extraño que aún siendo hombre, tuviera esa figura tan perfecta, ¿o es que nunca fue hombre? Varias preguntas se acumulaban en la mente del de pupilas de estrellas al igual que un rubor aparecía en sus mejillas.
— Palette, ¿qué estás mirando?
Súbitamente desvío su vista al rostro de Goth mientras se acomodaba en su asiento nervioso, no quería que mal pensara en su primera cita formal, ¡¿CITA?!
—¡NO!
Al menor de ambos le sorprendió ese grito, fue tan inesperado, veía como las mejillas de su acompañante estaban pintadas de un verde limón intenso y que sus pupilas le temblaban dando a entender que estaba muy nervioso.
Felizmente Goth era alguien comprensivo.
—... Es por mi alma. — dijo desviando su vista al piso con un poco de rubor.
—¿Ah? — Palette volvió a mirarlo con cierta curiosidad.
— Como mi alma se siente e identifica, ah... Con un sexo diferente al mío, hace que mi cuerpo- m-mis huesos... Ah... Cambien, como, dependemos más del alma que del físico... — su voz se escuchaba tímida y con pena.
— Oh, eso... Tiene mucho sentido, de seguro a mí no me pasa porque convivo con humanos.
Goth alzó la vista hacía Palette analizando un detalle.
— ¿Por qué a ti te pasaría?
El nerviosismo lo inundó otra vez.
— A-ah... Bueno... — tratando de ayudarse de algo o encontrar ayuda en sí mismo, empezó a mirar a todos lados. — N-no es como sí... Haya perdido todo el sentido del humor... Por ser... Un cura...?
La risa de Goth lo llenó de calma.
—¡Pffff, jaja! Por poco y caigo, jejeje.
— Si... Jeje...
—Bueno, oye...
— ¿S-si?
Está vez el de cuenca vacía realizó contacto visual, sin saberlo, su arma más letal contra Palette.
— ¿En serio estás dispuesto a ayudarnos a Cray y a mi con lo de la boda?
Su alma latía con desenfreno y sus mejillas volvían a arder.
— S-si... Por sup-uesto que ayudaré en todo l-lo que pueda.
— Palette... — tomó la mano izquierda del contrario sin pensar en lo que le estaba causando. — Yo, de verás, muchas gracias, sé que posiblemente estés arriesgando todo por lo que has luchado, porque, conociendo a tu religión por las advertencias que nos dijiste... De verdad, muchas gracias, espero poder pagártelo algún día.
— P-p-pero si lo vas a hacer...
—Jeje, eso es por deber, me gustaría poder ayudarte en algo, ah... Como tú lo estás haciendo ahora, no sé si me entiendas.
— Ah, s-sí, sí entiendo. — en verdad estaba perdido, y mucho más cuando Goth se acercó un poco más y le tomó ambas manos.
— Jeje, te lo explicaré algún día con más calma...
Ambos mantenían el contacto visual, al parecer no querían perderlo por un buen momento.
— ¡Frisk! ¡AY!
Goth y Palette voltearon a ver la del local, viendo el café por todo el piso, a Frisk con un vaso vacío y a Cray adolorido en el piso con la ropa empapada de café y con dos sandwiches en ambas manos.
La menor miró a Palette por unos segundos con seriedad para después ayudar a Cray y llevarlo hacia la mesa con ayuda de un mesero y Goth, que al ver el estado de su futuro esposo, fue a ayudarlo.
¿Y Palette?
Palette seguía en su pequeño trance.
